Koinonía 2008-2009

65 mujer no sentían vergüenza mirando su desnudez porque mirándose uno al otro captaban toda la realidad de la persona; no solamente un cuerpo, sino la totalidad de la persona con su dignidad como persona. Se percibían uno al otro, no como un objeto de deseo, no como algo que se puede utilizar para la propia satisfacción, sino como una persona. De ahí el significado de no sentir vergüenza porque se miraban y se descubrían uno al otro como personas (el pecado de lujuria consiste precisamente en mirar y tratar a otra persona convirtiéndola en un objeto, degradando su dignidad de persona.) Aquí el Papa hace referencia al sentido nupcial del cuerpo: es esa inscripción física en el cuerpo humano que manifiesta que el hombre y la mujer están hechos uno para el otro. Este sentido se hace evidente, físicamente, cuando un hombre y una mujer se ponen en relación uno frente al otro. El sentido nupcial del cuerpo está presente en el aspecto físico de la sexualidad: un hombre frente a una mujer, aquí inmediatamente se capta un sentido de relación. El sentido nupcial del cuerpo nos dice: están hechos para entregarse uno al otro y formar así una comunidad. Este aspecto no aparece, no ocurre así con dos hombres, uno frente al otro, o dos mujeres, una frente a la otra. Tampoco puede surgir la vida de una relación, cualquiera que sea, entre dos hombres o entre dos mujeres; sencillamente es imposible. De esto no puede nacer una comunidad, no puede nacer una familia. La libertad en el don de sí Hacemos referencia ahora a la libertad por lo que diremos más adelante acerca de los llamados “métodos naturales”. El amor nupcial es el amor de total donación de sí. Para que la donación se realice es necesario hacerlo libremente. Si una persona se siente obligada a dar algo, entonces no es donación. Por esto tenemos que hablar de la libertad. Para que una persona pueda entregarse, donarse, para que pueda amar, hace falta la libertad. Si, por el contrario, una persona actúa solamente por un impulso, ahí no hay donación personal; se trataría más bien de un instinto. Con esto no se niega la “pasión” en el amor conyugal; hablamos de una elección libre de amar a una persona; acto al que va unido toda la realidad humana, incluyendo sentimientos y La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=