Koinonía 2008-2009

66 emociones. Para que sea real la donación –una persona que totalmente se entrega a sí misma a otra persona– hace falta la libertad. Y esto requiere que la persona sea dueña de sí misma; entonces es posible el amor como donación. La capacidad procreadora es constitutiva del ser humano Dice el Concilio Vaticano II: “El hombre descubre completamente su verdadero ser solamente mediante la sincera donación de sí mismo” 49 . Hemos visto que la teología del cuerpo nos muestra que esa llamada a la relación, a la donación personal está enraizada no solamente en el aspecto espiritual del ser humano, sino también en su cuerpo y en la diferencia sexual. Por tanto, la sexualidad es una llamada a la comunión y esto no es algo añadido o secundario en la persona, sino algo que constituye la propia persona; está integrado a lo que significa ser persona como imagen y semejanza de Dios. Está inscrito en la persona, en su alma y en su cuerpo, el hecho de que necesita vivir para donarse, esto es, para el amor. Si la persona vive esto, descubre su propio ser, se realiza como persona; de otro modo, se hace daño a sí misma. Vamos ahora a tratar de unir lo que hemos dicho hasta aquí con la “Humane Vitae”. En Dios la entrega del Padre y del Hijo da origen al Espíritu Santo; de forma semejante en el ser humano la entrega de dos personas, hombre y mujer, da lugar a una nueva vida; a esto lo llamamos procreación (siempre hablamos en sentido analógico porque en Dios no hay procreación). Por tanto, el hecho de que el ser humano tenga una capacidad procreadora que se opera mediante la relación sexual (mediante la donación de dos personas, varón y mujer, que se entregan mutuamente al entregarse sus cuerpos) va unido al mismo ser de la persona 50 . Está inscrito en el ser de Dios que del amor de dos Personas que se entregan, Padre e Hijo, surja la Vida, el Espíritu Santo. Así también, la capacidad procreadora del ser humano no es meramente un aspecto fisiológico agregado a la persona, sino que pertenece al propio ser de la persona, precisamente porque Dios ha inscrito su imagen en la persona 49 Concilio Vaticano II, Constitución Gaudium et Spes, 24 50 (Con esto no queremos decir que la entrega mutua en el matrimonio se realice solamente mediante la relación sexual. La entrega mutua del matrimonio significa convertirse en una comunión de personas, pero la entrega manifestada por medio de la relación sexual es una parte fundamental de esta comunión). La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II

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