Koinonía 2008-2009

67 humana, en su alma y en su cuerpo. Ser humano significa al mismo tiempo tener esta capacidad procreadora unida, perteneciente a su ser personal. Esta conexión no es externa, no es sólo fisiológica; la capacidad de procreación pertenece al ser humano en cuanto ta l 51 . Hemos visto anteriormente que el cuerpo humano no es solamente una entidad biológica que posee la persona, sino que el cuerpo, unido al alma, es la persona. Ahora hemos concluido del mismo modo que la capacidad procreadora no es solamente un aspecto fisiológico del cuerpo, sino que ésta es constitutiva de la persona, pertenece al mismo ser de la persona. De esta forma la capacidad procreadora del ser humano queda elevada de un nivel puramente biológico a un nivel personal: pertenece a la naturaleza humana en cuanto tal. Por tanto, cuando dos personas, varón y mujer, se donan mutuamente mediante una relación sexual (sentido unitivo de la relación), está presente al mismo tiempo el sentido procreador de la misma. Estos dos sentidos no se pueden separar porque si se pretendiera cancelar el sentido procreativo, por lo que hemos explicado antes, se está cancelando al tiempo el sentido unitivo; ya no existiría la donación total porque algo que es constitutivo de la persona no se incluye en la donación. La donación misma queda falseada. Distinción entre función y significado Para entender esto es importante tener en cuenta que aquí no hablamos solamente de función; recordemos que la “Humane Vitae” dice que no se pueden separar el significado unitivo y el significado procreativo. Estamos hablando de significado y no solamente de función. Puede ocurrir que un acto sexual no sea fecundo, sin embargo, aún así puede permanecer su significado procreador. Esto es lo que ocurre cuando la causa por la que no resulta fecundo es involuntaria . En esta situación no es la persona quien interviene para impedirlo, sino que la propia condición humana, la propia fisiología en determinadas circunstancias no lo permite. Este sería el caso, por ejemplo, de un matrimonio estéril por razones naturales, por enfermedad o algún otro incidente involuntario. En 51 Que hayan personas que por razones naturales no pueden procrear no cambia el hecho de que la capacidad procreadora pertenece a la naturaleza humana en cuanto tal. Trataremos esto en el siguiente apartado. La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II

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