Koinonía 2008-2009

68 el acto permanece el significa procreativo porque no se ha hecho nada voluntario para impedirlo; no ha habido ninguna intervención para cancelar el significado procreativo de la relación sexual. En estas condiciones la relación sexual no ha tenido función procreadora, pero el significado del acto permanece inalterado. De hecho, por la propia condición humana, en este caso por el ciclo de fertilidad de la mujer, la mayoría de los actos sexuales –pensemos en un matrimonio sin ningún problema de esterilidad que quiere tener hijos– la mayoría de sus relaciones sexuales no van a ser fecundas y no porque lo han querido así, sino porque así acontece involuntariamente. En este caso no ha habido ningún tipo de oposición o anulación del significado procreativo que posee por sí misma la relación sexual, porque no han hecho nada para impedirlo. Algunos días del mes las relaciones sexuales pueden ser fecundas, pero la mayoría no lo serán, pero no por eso pierden su significado procreativo. La “Humane Vitae” señala que salvaguardando ambos aspectos, unitivo y procreativo (esto es, cuando no ha habido ningún acto voluntario para cancelarlos) se cumple la vocación del ser humano que hemos descrito anteriormente. Diferencia esencial entre los métodos naturales y la anticoncepció n 52 Bien, pues por este motivo la “Humane Vitae” admite el uso de los llamados métodos naturales cuando existe una razón seria que lo justifique: la paternidad responsable que mencionamos antes. Realmente los llamados métodos naturales tienen poco de “método” porque lo único que hacen es ofrecer una información y nada más; no hacen nada más, sólo ofrecen una información. Quienes regulan la procreación son ellos mediante su comportamiento sexual: el hombre y la mujer que deciden libremente cuándo habrán de tener una relación sexual y cuando no. Pero, aplicando lo que hemos visto hace un momento, incluso en los días en que este acto no sea fecundo, el significado procreativo no se ha cancelado, no se ha hecho nada para impedirlo. No hay una concepción debido a unas circunstancias inherentes a la propia condición humana. En este sentido los métodos naturales no son anticonceptivos porque no es el método en cuanto tal el que anula la capacidad procreadora. El sentido de la relación sexual sigue siendo el mismo que tiene en un 52 En esta sección sigo en gran parte a Rhonheimer, M., Ética de la Procreación, Rialp, Madrid, 2004. La “Humanae Vitae” y la teología del cuerpo en Juan Pablo II

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