Koinonía 2008-2009

79 -“El tercer momento fundamental es el pecado del hombre. Por amarga experiencia propia, hubo de reconocer Israel esta constante de la historia, descrita cuatro veces en el pecado: la primera desobediencia, el fratricidio, la corrupción de los contemporáneos de Noé y la construcción de la torre de Babel. Estos actos prefiguran nuestros grandes pecados -“Dios no deja al hombre solo. Ya en Israel se muestra como un Dios misteriosamente misericordioso. Lo mismo se pone de relieve en los relatos de los orígenes. A cada caída sigue una manifestación de la gracia. Al expulsarlos del Paraíso, Dios da vestidos a nuestros primeros padres y les promete que la descendencia de la mujer aplastará la cabeza de la serpiente. Caín recibe un signo para que nadie lo pueda matar. En la historia de Noé, el tema de la salvación ocupa casi todo el espacio. E inmediatamente después de la narración de la torre de Babel, comienza la historia de Abrahán, primera preparación para la gran restauración que traerá el Hijo de Dios. -“Con la narración del Paraíso, Dios empezó a revelarnos que el género humano dio pasos de graves consecuencias ya en sus comienzos, entrando en el camino fatal del pecado, sin quedar cerrada, no obstante, toda perspectiva de salvación. Ahora bien, nuestra exégesis actual resultaría muy floja y vacilante, si sólo poseyéramos la narración del Génesis. La respuesta nos la han de dar la revelación posterior, sobre tofo, la del N. Testamento, y la doctrina de la Iglesia, asistida siempre por el Espíritu Santo” 64 Estos contornos, fondo y forma, en el relato de la creación, han sido muy bien perfilados por Juan Pablo II. El relato de la creación, señala el papa, “tiene un alcance, sobre todo, religioso y teológico. No se puede buscar en el mismo, elementos significativos desde el punto de vista de las ciencias naturales. Los estudios sobre el origen y desarrollo sobre cada una de las especies, en su estado natural, no encuentran en estas descripciones norma alguna vinculante, ni aportaciones positivas de interés sustancial. Más aún, a la verdad sobre la creación del mundo visible –tal como es presentado en el Génesis-, no se opone, en línea de principio, la teoría de la evolución natural, cuando es interpretada de forma que no excluya la causalidad divina” . 65 64 Barcelona, ed. Herder, 1967, pp. 7-8. . Y en otro lugar puntualiza: “Los cristianos han sido llevados a releer la Biblia sin buscar en ella un 65 “Evolucionismo y Biblia no siempre se oponen”, Audiencia general dsel miércoles, 29 de enero de 1986. Ecclesia, 8 de febrero de 1986, n. 2255, p. 24, n. 3. De cómo armonizar el relato bíblico de la creación con la teoría evolucionista

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