Koinonía 2010-2011

Galileo y Belarmino: historia de un cortocircuito entre ciencia y teología Paolo Ponzio Un estudio documentado del caso Galileo que presenta con precisión las posiciones teóricas de los protagonistas de este histórico debate y los problemas metodológicos envueltos. Una lectura fuera de los esquemas y de los prejuicios tradicionales que llega a una conclusión sorprendente. “Se ve clarísimamente que la Luna no es de superficie igual, lisa y tersa, como la mayoría de la gente piensa de ella y de los otros cuerpos celestes; por el contrario, es áspera, desigual y, en suma, se muestra tal que si se quiere plantear un discurso sano, no se puede decir otra cosa sino que está llena de eminencias y cavidades parecidas, aunque mayores, a los montes y los valles esparcidos en las superficie de la tierra”. 1 Así comienza uno de los primeros relatos de los descubrimientos de Galileo. En esta carta del 7 de enero 1610, dirigida probablemente no solo a Antonio de Medici (primo del Gran-duque de Toscana Cosme II y diplomático de la corte) sino también al matemático jesuita Cristopher Clavius (una de las mentes científicas más iluminadas del final del 1500, gran admirador de aquel joven científico pisano que constantemente lo hacía participe de sus conquistas), Galileo traza con rapidez y precisión cuáles son las novedades de una observación realizada utilizando el telescopio: cavidades, montuosidades, tierra y probablemente agua en la superficie lunar y el descubrimientos de los primeros satélites de Júpiter (que él volverá a bautizar con el nombre de “planetas mediceos”). Aquí había materia más que suficiente para derrumbar totalmente la cosmología de la antigüedad y, sobre todo, para poner en peligro aquella cosmología aristotélico-tolemaica en la que se apoyaba el conocimiento del universo hasta entonces conocido. Galileo lo sabe bien y sabe, además, que deberá idear una apropiada estrategia para difundir sus descubrimientos, para asegurarse una cierta celebridad y controlar que semejante difusión fuese adecuadamente entendida dentro del mundo científico de la época. Pero, sobre todo, él sabe bien cuál es el alcance nuevo y revolucionario de sus descubrimientos. Así inicia el relato público que decide titular Sidereus Nuncius ( Anuncio astronómico ): “Cosas grandes, sin duda, en este breve tratado yo propongo a la observación y contemplación de los estudiosos de la Paolo Ponzio es profesor de Filosofía de la Universidad de Bari (Italia).

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