Koinonía 2010-2011

Acerca de la supuesta neutralidad de la técnica La técnica no es tan neutral como parece. Lo explico de manera general: la técnica moderna tiene una cierta forma de mirar la realidad y una cierta manera de entender la acción que nos acostumbra a mirar la naturaleza o mirar la realidad como un objeto neutral, disponible para el control humano; como si el universo no tuviera significado, ni valor propio: está ahí para ser intervenido. La técnica nos lleva a pensar que el conocer más importante es aquel que permite predecir, controlar y manipular, es decir, que la naturaleza, la racionalidad funcional y la verdad pragmática es todo lo que realmente importa. Se trata de una razón que me permite ver lo que funciona, pero no preocuparme por el sentido último de las cosas. Eso es un pensar pragmático y, por supuesto, me lleva a privilegiar en el obrar todos aquellos valores que tienen que ver con la utilización, el control, el cálculo y la productividad. Esto es lo que la técnica moderna nos permite hacer. Por lo que acabo de decir, una vez que esa técnica moderna se acerca a trabajar o se acerca a hacer algo con la naturaleza humana en especial, se nos plantea un gran problema. La tentación de creer que todo lo que es técnicamente factible es automáticamente agible, o sea, éticamente lícito, es constante y fascinante. Pero, ante la naturaleza humana, dicha intervención supone riesgos incalculables: la posibilidad de una generación de determinar la herencia genética de otra, con la inevitable posibilidad de discriminación. Es decir, las posibilidades terapéuticas son obvias y esperanzadoras, pero también la posibilidad de generar monstruos humanos o de dominar despóticamente a los más débiles mediante el control radical de su código genético. De hecho, los mismos que dominan actualmente el mundo, mediante el monopolio y el control de la energía atómica, son los que invierten cantidades astronómicas de dinero para prolongar su poderío en el futuro mediante el monopolio y control absoluto del genoma humano. La naturaleza humana como norma La medicina, la ciencia, no puede destruir la especie humana. Tiene que tomar en cuenta un límite, un punto de referencia, una norma. Esto quiere decir que la técnica no puede alterar un proceso natural, ni mucho menos eliminarlo o sustituirlo. Aquí entonces está el primer punto crítico respecto a la tendencia de transformar la procreación natural en

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