Koinonía 2010-2011

la vida personal y social. Y lo trágico es que a esta renuncia no nos ha llevado ninguna persecución como las que padecen nuestros hermanos de Oriente o de África, sino simplemente un cómodo conformismo. Que el sacrificio de tantos hermanos nuestros despierte en nosotros el deseo de comprender de nuevo y vivir plenamente la experiencia bella y revolucionaria del ser cristianos. (Artículo publicado en El Nuevo Día, 7 de enero de 2011 )

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