Koinonía 2014-2015

21 instituto de doctrina social de la iglesia | pucpr clínicos. En un estudio epidemiológico reciente se entrevistó a una muestra de 1,400 mujeres en Estados Unidos y se encontró que nueve meses después de la pérdida estas presentaban cuatro veces mayor riesgo de desarrollar depresión y siete veces mayor riesgo de desarrollar síntomas de estrés postraumático al compararlas con su contraparte (Gold, Leon, Boggs & Sen, 2016). Otros estudios han documentado el alto riesgo de ideas suicidas y de duelo complicado tanto en madres como en padres sobrevivientes de este tipo de pérdida (Klier, Geller &Ristner, 2002). La reacción de duelo de los padres ante la pérdida perinatal se intensifica por su percepción de no ser entendidos por otros (Smith & Borgers, 1988). Esta percepción no se limita a familiares y amigos y se extiende al personal de cuidado médico y hospitalario. La manera en que se percibe el cuidado y atención ante la pérdida tiene un efecto directo en la adaptación de los padres y familiares a esa pérdida. La evidencia indica que este efecto es a corto y largo plazo (Youngblut & Brooten, 2012). Cuando unos padres reciben la noticia de que no se sienten los latidos de su bebé o de que su bebé ha muerto, no existen ‘palabras mágicas’ para consolar ese dolor. Reconocemos que muchas personas sienten que deben aconsejar y/o decir palabras de aliento para aliviar el dolor de los padres ante su pérdida. Pero, en ocasiones, el momento no es apropiado y las palabras se pueden percibir con más dolor. Durante el diálogo interdisciplinario se compartieron frases que se deben evitar y algunas que han sido de ayuda según expresado por madres/padres dentro de los grupos de apoyo liderados por la presentadora desde el 2011. No existe una sola manera de experimentar el duelo ni una receta perfecta de cómo manejarlo. Entendemos que cada experiencia es individual y subjetiva pero las siguientes recomendaciones tienen un consenso general aceptado.

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