Revista Horizontes: primavera/otoño 2010 | Año LIII Nums. 102-103

28 acogió los comunicados oficiales que falseaban la realidad de la comunidad y los eventos ocurridos haciéndose parte del montaje bufo. Era el Día de los Inocentes. Engañaron a los lectores desprevenidos. La ejecución en Palma Sola el Día de los Inocentes tiene visos de ser un mensaje subyacente de naturaleza ideológica político –religiosa, una clave metafórica ilustrativa de lo que acontecería a nivel nacional si el pueblo “inocente” intentaba tener a otro “rey” que no fuese el que ostentaba el poder. Al igual que Herodes, se dio la orden de matar a los ilusos en la utopía de la sociedad palmasoleña solidaria y compasiva, alterna, diversa, distinta. El acto de terror, como onda expansiva, se extendió a derrocar a un gobierno elegido democráticamente. El efecto en Palma Sola y a nivel nacional fue el mismo: muerte para unos; exilio para otros: todos dentro del grupo ubicado en la periferia. No permitirían que se fortaleciera el pequeño. Nada de Liborio; nada de Bosch. El líder sobreviviente de la masacre lo recoge de manera diáfana: El crimen cometido en Palma Sola, el 28 de diciembre de 1962, es todavía… lo más difícil de analizar. La cadena de crímenes fue muy larga. A raíz de los hechos circulaban rumores sobre una propuesta que le habían hecho al general Rodríguez para derrocar al gobierno del profesor Juan Bosch desde antes de la toma de poder, así como de la firme posición del general de respetar la decisión del pueblo que eligió libremente su gobierno. Murió el general asesinado. Se da el golpe de Estado. Más tarde una guerra como respuesta al golpe de Estado que deja miles de muertos… Sin la muerte del general era imposible la matanza de los campesinos en Palma Sola. Sin la muerte del general era imposible el golpe de Estado. Y sin el golpe de Estado no sería posible la revolución de abril de 1965 (Bautista, 2007, p. 146-147). La masacre efectuada el Día de los Santos Inocentes no podía dejar un mensaje más lacerante y opresor en la conciencia psicológica del pueblo: vigilar y castigar al que se atreve –individuo o grupo– a desafiar el poder que regula lo verdadero y lo correcto. Queda fuera de la ley; será sacer . La selección de la comunidad palmasoleña parece ser acertada desde la ideología que procuraba dar una lección magistral de terror y dominio: Los cofrades de Palma Sola tienen un valor solamente ejemplificativo. Los excluidos y excluidas, reducidos a nuda vida, son desechables. Y el poder soberano decide a quien coloca fuera de la protección de la ley. El General Miguel Rodríguez Reyes, por su posición de respetar el orden democrático y no participar en actos militares de derrocamiento, parece que también fue clasificado como impuro, dedicado a los “dioses”, es decir, colocado fuera de la cobertura de la ley, y, a la usanza antigua, señalado para el ritual de limpieza que requería la ciudad, según la ideología propia del discurso hegemónico. Cualquiera que lo matase, podía estar tranquilo: no sería acusado por ello. Palma Sola era el escenario propicio para dar un mensaje categórico de lo que pasaría a nivel nacional. Como Herodes, anunció para efecto de los vivientes bajo su régimen que nadie creyera que se permitiría la sustitución de los intereses de las elites. Se dio un castigo ejemplar. Fue un texto alegórico urbi et orbi (Vea nota al final del artículo). Sólo un ciego no vería que se urdió un plan desde el centro para derramar sangre inocente con miras a desestabilizar políticamente la Isla y justificar un golpe de estado. La cadena de eventos políticos se inició con la entrada armada a la comunidad, el tiro mortal y metafórico al General Rodríguez Reyes y la erradicación de la “herética” doxa liborista. Sólo un sordo no escucharía el clamor de los inocentes campesinos cuya “sangre clama desde la tierra”. Parece que la Iglesia Católica no ha tenido éxito en erradicar algunas prácticas del medioevo relacionadas con la Navidad. En Palma Sola el 28 de diciembre de 1962 se escenificó una “fiesta de los locos”. Palma Sola, como la Belén de Judea, se convirtió en lugar de memorias luctuosas; aunque también en metáfora que apunta hacia la redención. Palma Sola: Comunidad de libertad; comunidad sujeta a represión La psicología, desde dos instrumentos que aporta el psicoanálisis, la proyección y la represión, puede arrojar luz sobre la perspectiva que se daba de la comunidad de cofrades palmasoleños. Dentro del imaginario social, la vida del campesino remite al anhelado estado de la naturaleza de libertad y bienestar. Para Rousseau, el estado de naturaleza es un estado original de pureza, degenerado por un proceso de civilización que desarrolló vicios, conflictos, pasiones y desigualdad. Para el filósofo francés, el hombre natural es perfecto; raramente se enferma; tiene pocas necesidades y no tiene relaciones sociales permanentes. En ese estado se puede vivir plenamente: trabajar, amar, tener lo necesario, ser feliz, ser libre, no responder a nadie. Siembra y cosecha en abundancia; tiene paz. Es amplia la creación literaria que remite a la imagen de la vida del campo como la ideal para el ser humano. A modo de ejemplo, los versos sin par de Fray Luis de León en Vida retirada nos ubican en la perspectiva: ¡ Qué descansada vida la del que huye el mundanal ruido! ... ¡Oh campo, oh monte, oh río! ¡Oh secreto seguro deleitoso! roto casi el navío, a vuestro almo reposo.

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