Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

25 Una fotocopia del segundo libro de bautismos de Arecibo le fue proporcionada al autor de este ensayo por un amigo hace algún tiempo. Este libro contiene actas de eventos que se efectuaron entre el 14 de agosto de 1735 y el 19 de noviembre de 1749. Entre las actas que se pueden leer, total o parcialmente, se pudieron contabilizar unas 1,542. Definitivamente, en el original pudieran, tal vez, leerse algunas actas adicionales que aparecen un tanto borrosas en esta copia. Además, parece que algunas actas no fueron incluidas en este facsímil. Por ejemplo, para el año de 1742 se observa que falta un fragmento, pues no hay actas entre el 29 de marzo y el 5 de agosto. Igualmente falta otro fragmento entre el 24 de diciembre de 1745 y el 7 de febrero de 1746. Resulta difícil imaginar que en el curso de varios meses no haya habido siquiera un solo bautismo. Cabe señalar que este segundo libro de bautismos de Arecibo es, en realidad, una copia hecha en 1797 posiblemente ante el deterioro del original. Una nota que fue incluida entre las actas del 14 de mayo y el 1 de junio de 1749 así lo confirma. La nota dice lo siguiente: Nota que algunos blancos que se hallan en estas ultimas partidas es p r no poderse averiguar lo que dice en sus originales p r hallarse corroídas, y maltratadas. Tampoco siguen desde el catorce de Mayo del quarenta y nueve, hasta el primero de Junio del mismo año; p r que faltan en los libros de donde se traslada [a] este. Arecivo y Marzo siete de mil setecientos noventa y siete, doy fe 20 Juan Álvarez Cintrón de la Escalera (rúbrica) Don Juan Álvarez Cintrón de la Escalera fue párroco a finales del siglo XVIII. Hacia fines de ese año de 1797 y como resultado de una visita pastoral que se hiciera a dicha Parroquia, se corroboró el mal estado en que se hallaban algunos libros. Entre ellos estaba el de Confirmaciones (29 de noviembre de 1713 – 5 de agosto de 1792) y el de Resultas de Visitas (1700-1749). El párroco solicitó que se mandaran a copiar dichos libros “para que se perpetúe su memoria, y no carezcan los interesados de los documentos que necesitan, y se contienen en dichos libros” . 21 La petición fue atendida y para la realización de estos trabajos se comisionó a D. Juan García quien habría de hacer la labor en presencia del padre cura. Cabe decir que en este libro se asientan los bautismos de libres y esclavos, blancos o negros o pardos por igual. Tal parece que para la época aún no se estilaba separar los bautismos atendiendo a la condición o calidad del individuo o quizás no existía la normativa para así hacerlo. Para el siglo XIX es mucho más común ver esa separación tanto en libros de bautismos como en los de matrimonios. Pudieron contarse 1,377 bautismos de niños libres entre hijos legítimos y naturales. Los bautismos de esclavos sumaron 165. Esta última cifra incluye igualmente hijos legítimos y naturales y también algunos adultos que acogieron la fe católica. La Tabla núm. 1 que se agrega adelante hace un resumen por condición jurídica y género de aquellos que fueron bautizados en Arecibo durante el período. Durante los años que abarca este libro varios religiosos cristianizaron a niños y a adultos de Arecibo. Aunque las primeras actas aparecen firmadas por el sacerdote D. Thomas de Aquino y Laguna, hay que hacer constar, sin embargo, que durante todos esos años quien más figura aplicando el sacramento del bautismo es el padre D. Juan Morales del Río. Éste parece ser el párroco en propiedad de Arecibo. La forma en que están redactadas las actas entre 1735 y 1738 son muy escuetas y no permiten precisar el estatus del ministro del sacramento. No es hasta octubre de este último año que ya se empieza a redactar el acta un poco más elaboradamente y entonces el padre Morales del Río se identifica como “Cura propio de este Pueblo de S s Felipe del Aresivo” . Y un poco más tarde, en actas de la década de 1740, se registra como “Cura Propio de esta Parroq a p r el Real Patronato” . Se pueden leer esporádicamente también los nombres de otros clérigos que bautizaban, pero hacen constar que se desempeñan como “Teniente Cura “ , “Coadjutor” o que actúan “Ex licentia Parroqui” , es decir, con la venia o licencia del párroco. En calidad de Coadjutor estuvo D. Nicolás Quiñones, fraile del Sagrado Orden de Predicadores, entre el 22 de mayo y el 9 julio de 1738. Y, a partir del 16 de julio de ese año hasta el 12 de julio de 1740, estuvo en esa misma posición D. Alfonso Fernández de Molina. Con licencia actuaron en algunas ocasiones D. Antonio de Soto, D. Pedro Serrano y Alcántara y varios frailes. Pudieron identificarse entre los frailes a D. Joseph de Quiñones y D. Joseph Florencia, del Segundo Orden de los Predicadores, D. Remijio de San Francisco y D. Juan de la Concepción y Xadraque. De estos últimos señalan las actas que eran “Misioneros apostólicos” . Otros religiosos que también comparecen aplicando el sacramento del bautismo son D. Felipe Correa, D. Agustín Gómez de Mendoza y el Beneficiado D. Nicolás González Thyneo. El padre Correa, miembro de una patricia e ilustre familia arecibeña, no solamente bautiza, sino que también en varias ocasiones apadrina niños, por lo regular, en compañía de alguna de sus hermanas. 22 Otros religiosos tenían igualmente la costumbre de apadrinar niños. Se pudieron contar unas 80 ocasiones en que diversos clérigos actuaron como padrinos. (Ver Tabla núm. 2.) Las razones pudieron haber sido varias: la existencia de algún vínculo de parentesco, amistad, el deseo de proteger a la criatura contra la pobreza de los padres o simplemente la urgencia del momento ante la falta de no haber seleccionado padrinos, previamente. Esta razón debió haber sido bastante frecuente, pues son numerosos los niños que nacían muy delicados de salud y ante una posible muerte se les echaba agua en las mismas casas, por necesidad, y luego se completaba el rito de rigor. Debe recordarse que muchos de los feligreses vivían en zonas remotas en los campos y ésta era la forma más inmediata para cristianar. Cualquier persona podía echar el agua, pero lo más corriente era que fuera la partera, el sacristán, algún familiar o vecino o el mismo cura. Por lo regular, esto aparece registrado como “sub condicione” . Por ejemplo, Eusebio, hijo de D. Baltasar Colón y D a Juana Morales, recibió el agua en su casa de manos del Padre D. Josef Correa. Fue bautizado después el 10 de enero de 1745 siendo sus padrinos el citado padre y D a Cayetana Colón. 23 Un hijo de D.

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