Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

44 S. Damary Burgos: Terrazos, viento y marea en Mayagüez. Terrazos, viento y marea es una instalación creada a base de pinturas que forma un mobiliario gigante parecido a los que colgamos sobre las cunas de infantes para ayudarlos a dormir. Sólo que este mobiliario está diseñado (por su gran escala y colorido) para despertar al niño o niña, que duerme dentro de nosotros. El concepto de Terrazos parte de la premisa que en el proceso de “crecer” los adultos empeñamos nuestra sensibilidad, compasión, inocencia, justicia implacable y capacidad de ilusión o indignación. El medio de la instalación invade el espacio del espectador, forzándolo a interactuar con la obra. Las imágenes escondidas en las telas celebran la resistencia cultural de pueblos que han sobrevivido adversidades. El público presente en el Colegio deambulaba entre las obras del espacio, encontrándose entre: monarcas; familias refugiadas en Faluya; flores; casas destruidas en Nueva Orleáns; nuestra iconografía precolombina; un niño palestino tirándole piedras a un tanque de guerra; nuestro querido amigo y colega Freddy Feliciano; frutas y plátanos; la hija de una estudiante huelguista jugando; una huérfana en Haití con su hermanita en brazos; héroes y heroínas olvidados por nuestro país; vejigantes; un comeñame; la Virgen de la Guadalupe y Monserrate, etc. Todo parece puesto al azar, pero el uso de las leyes de percepción y el arte gestáltico, le da al espectador la sensación de una imaginativa autogestionada. Aunque la obra inauguró por primera vez en Vieques (2010), aspira ser un proyecto itinerante que visite varias comunidades, transformándose la obra de acuerdo con cada sala y sumando piezas nuevas. La muestra de Mayagüez incluyó una cama rodeada de un elemento verde: alfombras sembradas con Suspiro de Ángel. La inclusión de dicho elemento vivo obligaba a la comunidad universitaria a reflexionar sobre la importancia de nuestra responsabilidad ciudadana, puesto que tendría que cuidar las diminutas plantas durante un mes. La exhibición fue acompañada por un conversatorio al cual asistieron cuatro grupos: el de Inglés (estudiando expresiones artísticas producto de la diáspora), el de estudios feministas, el de Vitrales y el de Diseño Artístico. Los estudiantes y profesores compartieron sus impresiones e interrogantes sobre el trabajo en una dinámica muy especial. Para cerrar la instalación, se celebró un junte sinestésico entre el arte y la música, donde se invitaron a amigos a responder sonoramente a la obra visual. Se llenó la sala de voces de la nueva trova y repiques de bomba mayagüezana, cumpliendo la misión de recargar las baterías de los que aún soñamos. Diálogo 365 De reconexiones que se hicieron en Filadelfia, llegó una invitación a someter una obra a ser evaluada por un jurado que organizaba una exhibición masiva de arte latinoamericano. La exposición tenía el motivo de celebrar los 200 años de independencia de Venezuela y otros países hermanos, en una de las nuevas salas que había visitado. Era el pretexto perfecto para explorar más a fondo aquel silencio espeluznante vivido en el avión. El tema resultaba muy provocador en el contexto actual de Puerto Rico para dejar pasar la oportunidad estética de aportar otra perspectiva. S. Damary Burgos: (Detalle de la instalación) Patria. La instalación aceptada para el Comité de Diálogo 365 fue creada para incitar una reflexión entre nuestros compatriotas en el extranjero. Ligando a Patria es una obra compuesta por una cortina de baño transparente (usada) que cubría una pintura de Terrazos (60”x48”) cuyos trazos, formas y colores tropicales, disimulaban la palabra Patria. La cortina, a su vez, tenía escrita una mezcla confusa de la evolución histórica que ha sufrido nuestro himno nacional. La pieza confronta, de una manera humorística, el grado de participación o distancia que mantiene el público con Puerto Rico. Se empleó el voyerismo estético para crear una situación donde el partícipe es tentado a abrir la cortina para disfrutar cercanamente la obra oculta. Por lo contrario, el espectador pasivo que no se sintiera convocado se conformaba con una vista parcial distorsionada. Esta dinámica recordaba mucho a las nociones románticas que personalmente guardaba de niña visitando a Puerto Rico exclusivamente en época navideña.

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