Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

4 sorpresivo. De prosa fluida y ágil, de sentido vuelo poético, su estilo apunta al consumado poeta del Canto a los argonautas y otros poemas . Juan Vicente Rivera Viera es quizás el cuentista de mayor trascendencia nacional en la primera parte del siglo XX en Yauco. Aunque la mayor aportación artística del que fuera el primer sacerdote nacido en Yauco será en la poesía de interés religioso ( Carmina sacra (Versos para creyentes) -1924- y lírico Carmina Amaritudinis (Elegías de un huérfano) -1925-) trabajó también el ensayo, el artículo periodístico y el cuento. De su arte como cuentista, señalamos lo siguiente en “Vivencias de lo humano y lo divino en el padre Juan V. Rivera Viera” ( Poetas y poesía en Yauco , 2000): Como cuentista demuestra interés por la ciencia ficción, por los temas policiacos, por las tradiciones puertorriqueñas, por lo religioso, por los valores humanos, por los deportes. Se encuentran en sus relatos el elemento sorpresa, el misterio, animales personificados, el humor, lo didáctico, lo alegórico…. ……………………………………………………………… Merece destacarse su cuento “ El As de Oros”. Es un relato policiaco que gira en torno a un asesinato y que es resuelto por un escritor. Alusiones a Edgar Allan Poe,… y al personaje del inglés Conan Doyle, Sherlock Holmes nos confirman el conocimiento por parte de nuestro autor de lo mejor de la literatura occidental y la posible influencia de estos autores en su obra (págs. 101; 102, edición del 2006). Con respecto a la primera parte del siglo, nos honra saber que en 1938, el entonces juez municipal de Yauco, el lareño Antonio Oliver Frau, publicó en las prensas del Taller Tipográfico El Eco de Yauco uno de los libros emblemáticos de la Generación del ’30 puertorriqueña: Cuentos y leyendas del cafetal . La ilustración de la cubierta y las que acompañan cada cuento en el interior son de Antonio Filardi, hermano del destacado caricaturista yaucano Carmelo Filardi. Seguramente algo de nuestro paisaje y de nuestra gente transita por sus páginas. En 1948, Germán Martínez Negroni, quien luego tendría una larga y exitosa carrera en el periodismo de nuestro país (“Germán Negroni”, sub director de El Nuevo Día y director asociado de El Vocero de Puerto Rico ) publica Yo soy el autor (cuentos). Además cultivó la poesía y el ensayo. Yo soy el autor es una colección de cuatro cuentos donde las contradicciones humanas son el hilo conductor de historias de temor y pasión. El último relato es de corte costumbrista: “Brujería”. Retoma la antigua historia del judío errante y en una moderna versión campesina de mediados del siglo XX puertorriqueño nos entretiene y sorprende agradablemente. Una joven pareja de pobres agregados (“arrimaos”) que está a punto de ser echada de su pobre choza campesina por el señor terrateniente, es ayudada por un ser fantasmal la “Noche de todos los Santos”, en la madrugada del “Día de los Muertos”. Traslada al mundo de ficción un viejo y sabido cuento de camino de nuestros campos isleños. Arnaldo Rodríguez Borriell emigró a Nueva York a mediados del siglo XX. Allí descolló como periodista y dramaturgo ( Esperancita y Caridad , Hunter College; Grandmother is waiting , Lincoln Center, entre otras obras dramáticas). Escribió gran cantidad de fotonovelas. Herencia de sangre , con Carmita Jiménez y Roberto Ledesma entre los protagonistas, habla de la calidad de las mismas. Incluso incursionó en varias ocasiones en el mundo del cine. En 1999 publicó Cuentos para reír… cuentos para llorar . Ambientados unos en el Puerto Rico campesino de su niñez, otros en el “melting pot” neoyorkino, hablan de la compleja experiencia del emigrante puertorriqueño, a dos aguas entre la tierra de sus ancestros y la cosmopolita vida de la Babel de Hierro. Esas vivencias le unen a narradores como José Espada Rodríguez y Amelia Agostini de del Río, cuya experiencia migratoria marcó parte de su obra de creación. Jorge Vega Torres fue un destacado profesor de español, que luego de retirarse publicó varios libros que, en su conjunto, retratan la multifacética personalidad de este escritor que incursionó en la poesía, el teatro, el ensayo literario, el artículo periodístico y el cuento. En Vivencias de mi lar yaucano (2002), un texto híbrido donde incluye poemas, reflexiones, estampas y artículos de opinión, encontramos una selección de su producción cuentística (24 en total), donde se trasluce su trasfondo campesino y sus inquietudes pedagógicas y filosóficas. La primera publicación de Isidro Santiago Báez, Apuntes sobre la historia de Barinas (1988) constituyó un interesante acercamiento a la microhistoria puertorriqueña al ocuparse de los rasgos geográficos y humanos definitorios de su barrio natal. Posteriormente ha trabajado la poesía, el teatro, la memoria y el relato corto. En 2004 publicó Cuatro cuentos y una comedia . Entre los relatos incluidos nos llama la atención “El hombre más viejo del mundo”, donde se nos relata la historia de uno de “esos personajes sin tiempo que a lo largo de nuestras vidas pasan sin aparente envejecimiento. A nuestros ojos siempre iguales, nos asombra si algún día mueren” ( Una mirada al teatro del mundo: cuatro narraciones y una comedia de Isidro Santiago Báez, Cuatro cuentos y una comedia , pág. xi). Cabe destacar que en su última publicación, Apuntes sobre la tertulia en Yauco, su gente y sus narraciones (2008, en colaboración con José Ismael Rodríguez), donde trabaja la memoria y la tertulia como elementos forjadores de la tradición colectiva, incluye un interesante relato: “Valeriano, el hombre eterno”. En el ensayo introductorio (“La magia de la memoria: Apuntes sobre la tertulia en Yauco, su gente y sus narraciones”) señaló lo siguiente: En la tradición de Julio L. Vizcarrondo y su “ El hombre velorio” (cuento del que Santiago Báez reproduce un fragmento a modo de epígrafe) y de don Abelardo Díaz Alfaro y su felizmente recordado “ Don Procopio,

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