Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

6 Rompe ya el alba caminos de vendimia del Sur al Norte . La sensación de acabamiento y destrucción, con la sugerencia de abandono y muerte, que la conciencia contrasta con la vida: El árbol, seco y un nido entre sus ramas abandonado . Una imagen sensorial, que al tiempo que cautiva, sugiere: La luna llena reflejada en el lago: plena la Yegua . El impacto auditivo, emocional y espiritual que provoca la visión de las palmeras azotadas por el viento: Susurra el viento, y se inclinan las palmas ceremoniosas . Una manera de significar que el mal (y cuanto provoca dolor) concita rechazo y marginación: En la jabilla no se rasca ni el puerco. ¡Ah, cuánta sombra! El frotar de ramas con el viento sugiere un soplo de la gracia con su sentido musical inherente: Zorzal en son y el viento entre las ramas: dueto divino . La presencia de avecillas entre cambrones (contraste de la dulzura entre espinas) sugiere un cambio de estaciones. (El concepto de las estaciones es significativo para los autores de haikú): ¡¿Los nidos de las rolitas entre cambrones?! ¡Ya es primavera! Entre la luna y el monte hay una complicidad compartida, amén del sentido galante y sugeridor: Luna viajera entre valle y montaña ¡de compañera! El contraste de la luz y la sombra entre los pajarillos que alumbran y el contemplador que otea lo viviente con su sentido profundo: Cae la noche: faroles de cocuyos en mi ventana. El contraste de la tierra y el cielo ( charco y estrellas , usados como símbolos) y el contemplador que visualiza lo viviente: Noche de invierno. En el fondo del charco, guiños de estrellas . El fulgor de lo viviente como signo de júbilo. (El júbilo es una expresión de la alegría mística): El patio, en fiesta y el circuito de lirios engalanado. La soledad del retiro, que contrasta con el canto del jilguero: La abuela sola en la vieja casona …¡y el jilguerillo! La soledad y, más aún, la solitariedad de quien aguarda: En la frontera con polvo del camino, nadie me espera . El juego de la niña cuya expresión lúdica revierte la sombra del día: Nublado el día: cuando juega la niña, relampaguea. El frío de invierno y su impacto en cosas y gentes: Largo el invierno: una borrasca fría bate mi casa. El siguiente haikú entraña una manera simbólica de decir que el fulgor de la Creación también alegra a la misma Naturaleza: Solo en el parque, para la noche entera, manta de estrellas. En su visión poética, el encanto de la Creación lo disfruta la Creación entera:

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