Primavera otoño 2019 (Año LXII Núms. 120-121)

horizontes@pucpr.edu Año LXII Núm. 120-121 horizontes PRIMAVERA/OTOÑO 2019 PUCPR 32 Riquelme (1857-1912), Inés Echevarría Bello (1868- 1949), Carlos Silva Vildosola (1870-1939), Manuel Jesús Ortiz (1870-1945), Emilio Rodríguez Mendoza (1873-1960), Alberto Edwards (1873-1932), Joaquín Díaz Garcés (1877-1921), Guillermo Labarca (1878- 1954), Olegario Lazo Baeza (1878-1964), Januario Espinosa (1879-1946), Víctor Domingo Silva (1882- 1960), y muchos más, que se quedan por paginación, pero que son sumamente importantes también. Orígenes del cuento hispánico Desde la época de las grandes tribus indígenas como aztecas, mayas, pieles rojas, araucanos, incas, taínos, caribes e indígenas de las regiones más remotas de la tierra americana lo han utilizado para trasmitir su cultura y sus conocimientos de generación en generación. El chamán, sacerdote y/o sacerdotisa de las tribus indígenas de América a través de este género literario contaban y narraban las historias de sus antepasados, así como de los héroes más importantes que los precedieron, como la historia de la tribu Amazonas mediante las historias que contaban los diversos cronistas de América y de esa región tropical de la selva sudamericana. Visión social y narratológica del cuento Desde una perspectiva social y humanitaria el cuento fomenta la unidad familiar, la unidad de las tribus amerindias y la perpetuación de las sociedades modernas y contemporáneas de América. El cuento es el arte de narrar un hecho. Por consiguiente, la narratología es la ciencia empírica que estudia el relato desde diversas teorías literarias y estilísticas divergentes y convergentes. El cuento nos atrapa por su brevedad, coherencia, mensaje, medio de representación de la realidad y enseñanza psicológica y social del mundo que representa, más allá de la simpleza o complejidad narrativa que representan sus personajes, ya sean, los protagonistas, los antagonistas, los secundarios y personajes siluetas con que se construye un relato. Todo cuento debe ser una vitrina del lenguaje de unos habitantes y su mundo inmediato. El cuento es una representación de la sociedad y por ello debe llevar a un fin o contener un mensaje directo o indirecto que nos lleva a la reflexión profunda del mundo representado o articulado en palabras. Enrique Anderson Imbert define el cuento en los siguientes términos: Etimológicamente el cuento deriva de contar , forma ésta de computare (contar en sentido numérico; calcular). La palabra «contar» en la acepción de calcular no parece ser más vieja que la de contar en la acepción de narrar. (Anderson Imbert, 2007, pág. 16) Siguiendo lo expuesto por Anderson Imbert (2007) el cuento narra, cuenta o calcula algo del mundo en que se vive y desde ahí, esta unido al ser humano y al dominio de la expresión del hombre por entenderse a si mismo y al mundo circundante en donde se encuentra. El destacado maestro y cuentista dominicano, Juan Bosch, en la conferencia que brindara en La Habana (1944) sobre "Características del cuento" expone que: "El cuento es una flecha dirigida rectamente hacia un blanco”. Más adelante expresa que: "No habla de lo que se relata, sino del relato en sí: no me refiero a lo que se contiene, sino a la manera de contenerlo” (pág. 65). Desde esta perspectiva el cuento va al hombre como el hombre crea el cuento para capturar en la brevedad un estudio psicológico o social del mundo en donde vive mediante la ficción narratológica de unos hechos narrados por unos personajes reales, ficcionalizados o ficticios mediante la representación del relato. El cuento va dirigido al blanco de hombre y es el ser humano el que debe analizarlo, entenderlo, estudiarlo, descodificarlo, afirmarlo, resolverlo y concluirlo desde su más amplia definición del mundo en que vive y como lo vive. Visión lingüística del cuento El afamado crítico literario Seymour Mentón (2003) al definir el término postula que: "El cuento es una narración fingida en todo o en parte, creada por

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