Primavera otoño 2020 (Año LXIII Núms. 122-123)

horizontes@pucpr.edu Año LXIV Núm. 124-125 horizontes PRIMAVERA / OTOÑO 2021 PUCPR 12 CREACIÓN: ¿COMPROMISO? Dr. Héctor J. Martell Morales Profesor Universitario Pensamos que, para nuestro tiempo, difícilmente podamos encontrar a alguien que no piense que la creación cultural esté enteramente comprometida. En otros tiempos, ta1 vez no muy lejanos, nos parece que esta, generalmente, cumplía con unos objetivos personales, y que, en muchas ocasiones, también tenía cierta función social. Aunque, por lo general, sigue siendo producto de un proceso individual, actualmente, casi todos indican que debe de cumplir una función social y que debe de estar consciente y plenamente comprometida. Y aún más, que el creador debe de poseer una conciencia bien definida y un alto grado de activismo. Es decir, que no se debe de limitar a clarificar su propia conciencia, a buscar su propio camino, sino a clarificar la conciencia colectiva y a buscar un camino colectivo, pero no meramente a través de sus creaciones, sino también mediante su hacer solidario. En otras palabras, la creación va a representar, en varios nive1es de conciencia, la realidad existencial con el fin de entenderla mejor y de ese modo poder vivirla a plenitud, pero la acción cotidiana va a acelerar el logro de ese objetivo. No creemos que la creación deba de ser comprometida, sino que lo es. Mas no pensamos, como muchos, que este compromiso debe de ser consciente ni que el creador debe de ser activista o militante de algún movimiento, grupo o partido político; sería lo ideal, pero, en última instancia, es e1 propio creador quien debe de tomar la decisión al respecto, no cediendo a presión ni requerimiento alguno que no sean los de su propia conciencia. Y no por eso va a ser más o menos creador o más o menos genuino o más o menos comprometido en cuanto a la creación en sí. Por lo general, la creación empieza a manifestarse motivada por una necesidad individual de expresión, de encontrarse y saberse uno. Consciente o inconscientemente, se constituye en el camino hacia la autoidentificación, un camino lleno de obstáculos, de rodeos, de regresos, de temores… Es altamente espontánea y libre, no se ciñe sino a la necesidad del momento, de la persona. Por 1o tanto, no reconoce pauta ajena a sí misma. Tampoco busca que otros la entiendan y 1a aprueben, sino que busca a la misma persona, que ella misma se entienda y se apruebe o desapruebe. Se personifica entablando un diálogo analítico con e1 creador sobre todo 1o que se le relacione, convirtiéndose de un medio a un igual, pero un igual despiadado, inmisericorde, aunque a veces maternal, tierno, ingenuo. Su lenguaje responde a una serie de pautas, simbolismos y asociaciones no usuales, altamente irracionales para nosotros. Por eso, aunque usa materia conocida, no es totalmente comprendida ni aun por e1 mismo creador. No busca, sino, por el contrario, rehúye del encuentro con otros, pues es una parte íntima de1 ser, una división o desdoblamiento de la persona, que, siendo dolorosa para ella misma, resultaría mucho más dolorosa al enfrentarse a otros, a1 exponer a otros la desnudez espontánea y pura, la genuina intimidad. Aunque los atributos enumerados caracterizan a la creación toda, son más evidentes y definitorios en 1o que podríamos 1lanar la primera etapa de la creación. Para fines de entenderla mejor, señalaremos tres momentos cruciales en e1 proceso de 1a creación, a los que nos referiremos como etapas de la creación. Naturalmente, es imposible determinar con exactitud estas o imponerles límites claramente divisorios. Trataremos de describirlas, pero que no se implique que necesariamente se den en todos los creadores ni que en los que se den sea de 1a misma forma.

RkJQdWJsaXNoZXIy NzUzNTA=