Violencia desde la desconexión moral

13 violencia desde la desconexiónmoral de WHO (2014) destaca que los países de ingreso bajo o mediano tiene una tasa global de homicidios más alta que los países con ingreso alto y señala a la región de las américas con ingresos bajos o medianos como la región con la tasa global de homicidios más alta representando una tasa anual de 28.5 muertes por cada 100,000 habitantes. Cabe señalar que las estadísticas sobre las muertes violentas de Puerto Rico no formaron parte del conglomerado de la data utilizada en el informe, no obstante, el informe representa un 88 % de la población mundial y a su vez el 88 % de la población de las Américas fue cubierta por los países participantes. La región de Latinoamérica y el Caribe es el hogar para un 8 % de la población mundial, pero experimenta el 33 % de los homicidios mundiales, con una tasa regional de 21.5 de homicidios por cada 100,000 habitantes, lo que equivale a más de tres veces el promedio mundial (Muggah y Aguirre, 2018). Si continúan las proyecciones actuales se estima que la región de Latinoamérica alcance una tasa de 35 homicidios por cada 100,000 habitantes para el 2030 (Muggah y Aguirre, 2018). En Puerto Rico, la cifra de homicidios para el 2017 fue de 669, lo que equivale a una tasa de 19.4 (Muggah y Aguirre, 2018). Además, se posiciona dentro de los 20 países más peligrosos del mundo y San Juan se coloca en el lugar 48 de 50 de las ciudades más peligrosas con una tasa de 43.4 de homicidios para el 2016 (Muggah y Aguirre, 2018). Las cifras de asesinatos en un año dado reflejan con algún detalle los matices de las variedades violentas a las que se expone a diario la población. Estas cifras fijan un panorama alarmante para Puerto Rico que mueve al cuestionamiento de cuáles son los factores que inciden en la violencia y cómo esta se transforma e impacta la vida de todos. Kassin, Fein y Markus (2014) mencionan factores como “la pobreza, el tráfico de drogas, la disponibilidad de armas de fuegos, disturbios políticos y sociales” (p. 438) que provocan un alza en los actos violentos. De igual forma, según Muggah y Aguirre (2018), la disparidad social en los ingresos, mayor desempleo en jóvenes, embarazos en la adolescencia, agresividad en la niñez, entre otros factores, inciden en una estadística mayor de homicidios. Muggah y Aguirre (2018) identificaron diferencias entre culturas individualistas y colectivas, haciendo referencia a un estudio que encontró que hombres en culturas individualistas son “más propensos a presentar respuestas violentas comparados con otros hombres de una cultura más colectiva, sin embargo, no se encuentra una

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