Violencia desde la desconexión moral

14 pontificia universidad católica de puerto rico diferencia entre las respuestas de las mujeres” (Kassin, Fein y Markus. 2014, p. 438). Se ha encontrado, en todas las variantes culturales, que los hombres son más violentos que las mujeres (Kassin et al. 2014, Carlson, 2013). “Los hombres representan el 82 % de todas las víctimas de homicidio y tienen tasas estimadas de homicidio que son más de cuatro veces mayores que las de las mujeres” (WHO, 2014, p. 9) y en el Caribe el promedio aumenta a un 83 % (Muggah y Aguirre, 2018). Además, el informe identifica que los hombres entre las edades de 15 a 29 años poseen la tasa más alta de homicidios alrededor del mundo equivalente a 18.2, en Latinoamérica. El 50 % de las víctimas se agrupa dentro de esa edad y esa incidencia es consistente a través de todas las categorías de ingreso de los países (WHO, 2014; Muggah y Aguirre, 2018). De manera que, es mucho más probable que los hombres sean víctimas y victimarios entre las edades que representan la juventud y la adultez temprana sin importar el ingreso per cápita de los países en donde residan. En Puerto Rico, según las estadísticas de 2017, se registraron 645 asesinatos de hombres y 34 féminas. Cuando se divide por edades, el rango de 15 a 29 años fue donde se agrupó la mayoría de los asesinatos registrados para ambos sexos, representando el 27 % para hombres y 1.7 % para mujeres de la totalidad de los homicidios para ese año (Policía de P.R., 2018b). Cabe destacar, que las estadísticas para ese año contienen un total de 260 muertes violentas en donde no pudieron establecer un rango de edad. Para el mismo año, se registraron 209 violaciones a la fuerza, aunque no se especifica el sexo de la víctima o victimario ni la edad. Asimismo, se reportó un caso de trata humana en la región policiaca de Bayamón. De otra manera, se reportaron 3,055 casos de robos y 3,891 casos de agresión agravada (Policía de P.R., 2018b). Aunque las estadísticas siguen siendo alarmantes, es necesario señalar que debido al paso de los huracanes Irma y María, muchas querellas u otros tipos de incidentes violentos no fueron reportados o fueron mal clasificados, por lo que se entiende que las estadísticas podrían ser mucho más altas. A tales efectos, Tighe y Gurley (2018) publican un reportaje en donde recogen las denuncias realizadas por líderes de organizaciones que trabajan con las víctimas de violencia doméstica después del paso de los huracanes de 2017. Del reportaje se desprende que hubo un aumento en los casos de violencia doméstica y agresión sexual hacia las

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