Violencia desde la desconexión moral

15 violencia desde la desconexiónmoral mujeres, pero que no existen las estadísticas debido a que las agencias se encontraron inoperantes, los policías no atendían las querellas por tener otras prioridades y el posible aumento en las tendencias a que la víctima no reportara los incidentes por miedo, estigma o poca accesibilidad a las instituciones que ayudan a estas personas. En 2018, hasta el mes de abril, se contabilizaron oficialmente 210 homicidios, 21 más que los registrados en 2017 para el mismo mes (Policía, 2018a). En contraste, se registraron 9,521 casos de delitos tipo I, para una reducción de un 21.2 % comparado con el año previo para el mismo mes (Policía, 2018a). Cuando se registra un asesinato a una mujer, es más probable que haya ocurrido por parte de su pareja y en estadísticas globales la cifra alcanza a una de tres mujeres (WHO, 2014). En Estados Unidos la cifra alcanza un aproximado de un tercio a un medio de las mujeres víctimas de homicidio por parte de su pareja (Kassin et al. 2014, p. 445). En torno a las agresiones y violencia sexual se registra que la mayor parte de las ocasiones los hombres son los victimarios y las mujeres las víctimas (Kassin et al. 2014, p. 443). No obstante, los niños, las mujeres y los viejos llevan la carga y las consecuencias más pesadas de la violencia no fatal, teniendo serias consecuencias a nivel físico, emocional, psicológico y social. Según OMS (2014, p.8) en ocasiones, la violencia a grupos vulnerables o marginados son clasificadas erróneamente, no son reportados, o las víctimas son desalentadas a hacerlo por la desconfianza en las instituciones, por lo tanto, son poco investigadas y no son registradas en estadísticas oficiales. Esta organización recalca que “la violencia a estos grupos representa una capa amplia de manifestaciones violentas que son reportadas principalmente por estudios o encuestas fuera del área gubernamental, realizando un papel indispensable en registrar la prevalencia y las consecuencias de la violencia a grupos vulnerables”. Las consecuencias físicas de la violencia no mortal dependen del tipo de acto que se ha utilizado para herir, peromayormente se comprende de lesiones corporales y en la cabeza, laceraciones en la piel y en otros organismos, fracturas de huesos, entre otras se pueden observar en los sobrevivientes. Por otra parte, WHO (2014) identifica el “abuso de drogas y alcohol, depresión, ansiedad, estrés postraumático, trastornos alimenticios y del sueño, trastornos de atención, hiperactividad, comportamientos de externalización, pensamientos y comportamientos suicidas y prácticas de alto riesgo en relaciones sexuales” (p. 16) como secuelas de la violencia no mortal. También indica

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