Violencia desde la desconexión moral

21 violencia desde la desconexiónmoral Otro aspecto importante en el aprendizaje de la conducta es el castigo. El castigo físico ha sido promovido y utilizado como método para reducir la agresión y la violencia en nuestra cultura. Las investigaciones sugieren que “el castigo tiende a disminuir la agresión cuando es inmediatamente aplicada después de la acción, es lo suficientemente fuerte para detener al agresor y existe consistencia en su aplicación y es percibida por el agresor como justa” (Kassin et al., 2014, p. 450). En Puerto Rico, se promueve y se perpetúa el uso de esta técnica, aunque no necesariamente se persiguen estos parámetros, ejemplificándose en la anécdota y la efectividad del castigo corporal en la niñez de las personas que ahora tienen el rol de padres. Como quiera, “más castigo corporal ahora está asociado con mayor agresividad más tarde” (Kassin et al., 2014, p. 450). Otra teoría, dentro del modelo conductual, que intenta explicar la agresión, es la teoría de Dollard y Miller, postulada en 1938 llamada de Frustración-Agresión. Esta postula que la agresión es producto de una frustración previa, por no haberse logrado una meta, provocando la ira que, al alcanzar un alto nivel, puede producir la agresión directa, que será dirigida al objeto o fuente que provoca la frustración. De no lograr dirigirse la agresión a este objeto, será desplazada de forma indirecta a otro objeto. La postura psicoanalítica, por su parte, postula que la violencia es producto de la acumulación de represión de situaciones conflictivas cuya descarga de tensión, por medio del acto agresivo, produce la catarsis necesaria para aliviar dicha tensión. Finalmente, la explicación sociológica de Durkheim, de 1938, establece que la causa de la violencia estriba en los hechos que preceden a los eventos sociales. En general, el conflicto y la violencia surgen de la ausencia de normas o, del prescindir que muchos hacen de ellas. En ambos casos hay un desarrollo de lo que Durkheim llama “anomia”. Para Durkheim, la agresividad social puede presentarse de forma individual o grupal. La primera, es fácilmente predecible y, por tanto, controlable. La segunda no puede predecirse fundamentándose en el patrón educativo recibido por los que componen el grupo social. Se predice, de acuerdo con Durkheim, por el referente colectivo, el llamado “otro generalizado”. Por tanto, la violencia y su expresión a través de actos agresivos, en nuestra sociedad, se explicaría por la falta de adherencia a las normas sociales (anomia) prevalentes en la sociedad.

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