Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

34 actas del primer congreso católicos y vida pública Afrontar con éxito ese desafío es condición sine qua non para educar. Y es, en palabras de D. Mollá, un desafío personal e institucional. IV. Una referencia inexcusable para terminar: “Mirar al Maestro” Dejaría una laguna importante si en esta aportación no hiciera una referencia, desde nuestras creencias cristianas, a determinados pasajes del Evangelio que presentan a Jesús enseñando. Considero como la gran utopía de la Historia, la de Jesús de Nazaret y les invito a reflexionar cómo “en el tiempo sin tiempo” Jesús enseña y educa y, más aún, se anticipa. Hablo del Jesús histórico. Podemos leer en el Nuevo Testamento, en los Evangelios, descripciones con enorme valor plástico, y expresividad excelentes. Podemos recordar, sin duda, escenas ricas en contenido, relacionadas con el modo de enseñar y educar de Jesús. … junto al lago, en el templo, Jesús de camino… 3 Las citas son numerosas y conocidas de todos. Ahora les invito a hacerse presentes en escenarios que muestran cómo Jesús enseñaba, con qué actitudes, qué valores, también qué problemas y dificultades. ¿Cómo era el magisterio de Jesús? Repito, me refiero al Jesús histórico. Su pedagogía es válida para todos. Y pensemos algo más. Cómo las cuatro dimensiones características, los cuatro términos que he señalado anteriormente identifican modos de ser y hacer de Jesús cuando enseña, cuando educa, cuando se relaciona con los demás. Aprendamos pues en el taller del mejor Maestro. 3 Indico: Mc.1, 21-28; 4, 14-20, 26-34; 6, 34-44. Lc. 4, 14-22, 31-37; 5, 1-11.

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