Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

47 educar para una nueva sociedad: razón, verdad y esperanza cambio que afecta a todo tipo de relaciones. Preguntarse por el hombre colonizado por la Red, por el Planeta Media, es seguir preguntando por la cuestión del sentido. Manuel Castells nos ha alertado de la estrecha relación de los procesos sociales de creación y de manipulación de símbolos (cultura) y la capacidad para producir o distribuir bienes y servicios (fuerzas productivas). Nos invita a pensar sobre las consecuencias de la identificación absoluta entre “logos” y “techné”, entre la mente y la máquina, entre lo cultural y lo material-producido, que diluye las capacidades de pensar sobre la cuestión del sentido. Manuel García Morente, en unos deliciosos ensayos sobre el progreso, nos dejó escrito que “el hombre que viene a la vida en un mundo sin sentido, dedica su vida a dar sentido al mundo. Tal es la esencia del progreso” (Castelles & Bofarull, 2002). Ante este panorama, ante este nuevos escenario, lugar y tiempo, ¿qué tiene que decir el Evangelio? ¿Qué debe hacer comunidad cristiana? Una revolución que hoy se denomina “informacional”, en una sociedad descrita como sociedad de la información, de la complejidad, o/y digital. Una sociedad que algunos han denominado la sociedad de la “perplejidad informada”, en tiempos de crisis. Para Enric Saperas (1998, p. 31), la sociedad de la información es “una estructura económica y de vida cotidiana que integra todo tipo de información como principal fuente de creación de riqueza, de producción de conocimiento, de distribución de mensajes y, finalmente, de estrategia para la toma de decisiones”. La sociedad de la complejidad se caracterizaría por ser un sistema social que evoluciona a impulsos de la dinámica de cambio estructural que tiende a aumentar la complejidad del mundo social y de los diversos sistemas particulares que

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