Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

49 educar para una nueva sociedad: razón, verdad y esperanza con nuestro mundo, hasta tal punto que nos movemos y existimos en lo que algunos autores denominan “tecnosfera”. Tampoco debemos olvidar que MacLuhan hablaba del lenguaje simbólico como primera tecnología. Pero el problema radica en el efecto de la atrofia de fines y de la hipertrofia de los “medios” que genera esta omnicomprensión de la cultura mediática tecnológica en la que nos movemos. Pero volvamos a nuestro argumento central. Me gustaría recordar, como diría Ortega y Gasset que una cultura contra la cual se puede lanzar el argumento ad hominen de que no nos hace felices, es una cultura incompleta. Idea que, relacionada con la siguiente afirmación de Max Scheler, al cabo de unos diez mil años de “historia”, es nuestra época la primera en que el hombre se ha hecho plena, íntegramente, “problemático”; ya no sabe lo que es, pero sabe que no lo sabe, nos pone sobre la pista de las reglas de nuestro juego. O como también diría Ortega y Gasset, “no sabemos lo que nos pasa, y eso es lo que nos pasa”. Añadiría, si se me permite, alguna perspectiva más para completar el marco de mi intervención. El primero referido a lo que Juan Pablo II ha señalado en reiteradas ocasiones: “La síntesis entre fe y cultura no es solamente una exigencia de la cultura sino de la fe. Una fe que no se traduce en cultura es una fe que no ha sido plenamente acogida, totalmente pensada y fielmente vivida”. Y, el segundo, tomado de un libro de teología fundamental que hace años marcó alguna que otra discusión en mi entonces facultad de teología: la obra de Eugen Biser, Pronóstico de la fe. Orientación para la época postsecularizada , en la que leemos: Si la fe del mañana ha de recuperar el contacto con la comunidad creyente, y quiere escapar así a la corriente emocional de signo contrario, tendrá que ser por lo mismo una fe pronta para hablar y dispuesta al diálogo, tendrá

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