Educar para una nueva sociedad: Razón, Verdad y Esperanza

70 actas del primer congreso católicos y vida pública tu hermano? referida a una vida familiar en la cual el respeto, la ayuda, la misericordia y el afecto son valores centrales en las relaciones y en la que relaciones de competencia pueden convertirse en relaciones de cooperación y comunión. Esto hace insustituible el papel de los padres: su primer compromiso social debe ser la socialización de sus hijos como nos recuerda Juan Pablo II. Si este aprendizaje se produce fundamentalmente a través del ejemplo de la vida cotidiana, también es importante verbalizarlo y traducirlo en palabras, exigiéndolo en los momentos en los que el niño tienda a individualismo o al egoísmo. La pregunta del “donde esta tu hermano” o “dónde está tu padre, tu madre o tu abuelo” debe formularse de forma expresa en muchos momentos de la vida familiar. Todos conocemos casos de padres y madres abnegados y entregados a sus hijos, y de hijos que solo buscan su interés narcisista. Es preciso educar con el ejemplo pero también recordar con la palabra que el otro es importante. Nuestro Señor así lo hizo a lo largo de su vida. Pero a las familias no solo se les plantea la pregunta por el prójimo cercano sino que están llamadas a realizar la fraternidad con los prójimos familiares de la familia extensa y también con los prójimos extraños. La apertura al otro que se experimenta en el seno de un matrimonio y familia, se abre, en la familia cristiana, a la presencia de Dios entre nosotros y en nuestra historia: si somos hijos de Dios, es que somos hermanos; por ello la familia cristiana debe promover una cultura abierta y un compromiso solidario con el mundo que nos rodea.

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