Razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común

29 razones para la esperanza: solidaridad, subsidiariedad y bien común Dios mismo. En la encíclica Populorum progressio Pablo VI enfatizaba que “en esta comunión sagrada debemos […] actuar a una para edificar el provenir común de la humanidad” y el Papa Francisco añade: “Este deber concierne en primer lugar a los más favorecidos. Sus obligaciones hunden sus raíces en la fraternidad humana y sobrenatural […]: el deber de solidaridad que exige que las naciones ricas ayuden a los países menos desarrollados”. 5 La propiedad privada que es un derecho humano que debe ser protegido, no es absolutamente nuestra, lo mismo la riqueza de las naciones. El mismo Santo Tomás de Aquino, recuerda el Papa Francisco ( Summa Theologiae II-II, q.66, art. 2) dice que “no las tiene como exclusivamente suyas, sino también como comunes, en el sentido que no les aprovechen a él solamente, sino también a los demás”. Es decir, aunque seamos propietarios y con todo pagado, como se dice, siempre existe lo que el santo padre anota como “la enseñanza de la Iglesia sobre la llamada hipoteca social ”. 6 Lo que nos viene a unir en cierta forma con lo que al principio nos recordaban filósofos y sociólogos de que existe una deuda moral que no podemos ignorar. De ahí que la solidaridad por distintos caminos se nos presenta como un deber insoslayable. Sólo que es mucho más fuerte el deber en el cristianismo en cuanto es establecido por el mismo Dios, que como padre exige la atención al hermano. Y ¿Dónde está el hermano? En toda la tierra nuestra. El olvido de los que están lejanos debe ser superado. El Papa JuanPablo II en la encíclica Sollicitudo rei sociales ( Preocupación por la cuesti ón social ) dice “en este mundo dividido y turbado por toda clase de conflictos, aumenta la convicción de una radical interdependencia, y por consiguiente, de una solidaridad necesaria, que la asuma y traduzca en el plano moral. Hoy quizás más que antes, los hombres se dan cuenta de tener un destino común que construir juntos, si se quiere evitar la catástrofe para todos. Desde el fondo de la angustia, del miedo y de los fenómenos de evasión como la droga, t í picos del mundo contemporáneo, emerge la idea de que el bien, al cual estamos llamados todos, y la felicidad a la que aspiramos no se obtienen sin el esfuerzo y el empe ño de todos sin excepción, con la consiguiente renuncia 5 Id. Nmro. 4 6 Id. Nmro. 5

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