Familia: Identidad, Retos y Esperanza

20 actas del tercer congreso católicos y vida pública No ha sido así. El ensueño de la época que abría el hoy célebre símil kantiano fue el de creer en el progresomoral del género humano. Derrota tras derrota, no menguaba la confianza. La fe en el progreso moral y material de la humanidad ha sido una de las más insólitas creencias que jamás haya sostenido nuestra especie. Contra viento y marea, contra toda evidencia. Un enigma aún por desvelar”. El autor sostiene la tesis de que estamos en una época de transición moral, después de que “la Revolución Industrial, los avances de la ciencia, la secularización del mundo y el retroceso de la superchería eran corrientes más poderosas que las humillaciones y las desgracias que engendraban las tiranías, el oscurantismo religioso y las guerras más atroces. Derrotas, sobresaltos y retrocesos no bastan para socavar la fe laica en el progreso, moral por definición de la raza humana” (p. 15). Prestaré particular atención al inicio del capítulo VI bajo el epígrafe “La secularización de la culpa”, en el que afirma, por ejemplo, taxativamente“Somoshoymundanos. Eneluniversocontemporáneo, hasta quienes creen en lo sobrenatural deben serlo. El triunfo del secularismo ha sido el mayor rasgo histórico del tiempo en que vivimos. Es la morada en que habitamos”. Añade: “la grey secular no ignora ni la presencia ni el alcance de la fe sobrenatural en el mundo de hoy. Es la primera en ser consciente de la vigorosa supervivencia de la religión, la interiorización de las creencias sobrenaturales o mágicas, la prosperidad de las iglesias, la multiplicación de las sectas, los argumentos sobre la presunta compatibilidad entre ciencia y dogma religiosos, la poderosa inculcación de la enseñanza religiosa en muchos países y las elevadas cifras de ciudadanos que dicen creer en mitos y leyendas o guiarse por una moral fundamentada en ellos”. ¿Dónde está pues el problema? Sostiene nuestro autor, que vivimos en una hegemonía de la cultural secular sobre el resto de las otras culturas. Firma la complejidad del fenómeno de la secularización, que no es unívoca, ni unilateral, pero como la hegemonía siempre supone situación de predominio, sostiene la tesis de que las Iglesias pretenden esa hegemonía con la imposición a otros de sus principios morales. Las iglesias son competentes sobre sus feligresías, pero cometen

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