Democracia, Transparencia, Participación y Bien Común

36 actas del cuarto congreso católicos y vida pública “clericales”! Ese clericalismo se arrastra y manifiesta también cuando los Pastores reiteran su preocupación por la carencia de dicha presencia laical, pero no imaginan ni ponen en práctica los medios oportunos y adecuados para superarla. el descreimiento de la política A todo ello se añade un descreimiento de la política que está bastante difundido y que involucra también a muchos católicos. Por una parte, la imagen que la política da de sí quedamuy amenudo ligada a la corporación de los políticos “profesionales” en la esfera de la “partidocracia”, enredada en juegos y ambiciones de poder más que referida al bien común. Quita credibilidad a la política los luchas políticas auto-referenciales, las obsesivas contraposiciones en luchas de facciones, las descalificaciones recíprocas, las exasperaciones tendencialmente violentas, la parcialidad engañosa de las ópticas ideológicas, y a través de todo ella, la extrema dificultad en ir definiendo y actuando grandes consensos populares y convergencias nacionales en pos de objetivos comunes de desarrollo, bien común y justicia social, de vida buena para la ciudadanía. Las idolatrías del poder y sus tendencias autocráticas excluyen una auténtica participación popular, que no sea las del clientelismo o la de la manipulación de las masas. Alejan también de la vida pública las hipertrofias burocráticas y la pésima formación y gestión en las administraciones estatales. En otro extremo, confiar la democracia a la presunta autorregulación del mercado deja a los ciudadanos a nivel de meros consumidores, si no de excluidos, bajo el influjo determinante de los fuertes poderes nacionales y trans- nacionales. Por otra parte, se difunde por doquier el cáncer de la corrupción, en el que los intereses individuales o corporativos predominan sobre el bien común. La corrupción se difunde cada vez más cuando predomina la idolatría del dinero, el lucro a cualquier precio, la tendencia a la financiarización de la economía y a la pérdida de una cultura del trabajo, la búsqueda del dinero fácil, las formas delictivas de enriquecimiento, entre las cuales está el veneno corruptor del narcotráfico. Para muchos, “meterse” en política es ensuciarse las manos, prefiriendo mantenerse al margen. Ello debilita la credibilidad de las democracias y el sentido de pertenencia y responsabilidad ciudadanas. Sin embargo, influye

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