El desafío de una educación solidaria

137 el desafío de una educación solidaria sean tensiones o preocupaciones, sean proyectos y tareas que traemos entre manos. En este punto, no podemos hablar de distracciones porque todo lo que nos puede distraer puede ser integrado y formar parte de la conversación. No obstante, con la confianza que se tiene a un amigo, bien podemos tener delante una foto suya que nos centre y comentar con él sobre ella, o compartir con él la lectura de una página que nos llega de manera especial. Siguiendo estos pasos, la santa nos certifica: «si con cuidado os acostumbráis a lo que he dicho, sacaréis tan gran ganancia que, aunque yo os la quisiera decir, no lo sabré» (CV 26, 10) 26 . Una secuencia que podemos sacar de la enseñanza que nos propone la santa puede ser la siguiente: recogernos en nosotros mismos y descubrir que no estamos vacíos por dentro. En nuestro interior, reconocer que quien nos habita es Cristo y recogernos en Él. Educarnos para esta compañía y hacer de ella algo habitual. Educar nuestra mirada interior para saber que siempre nos mira y volver nuestra mirada interior a Él. Acostumbrarnos a mantener un diálogo familiar con Él. El mejor apoyo exterior que podemos tener es acostumbrarnos a leer pasajes del Evangelio y hacernos nosotros mismos interlocutores en las escenas evangélicas (V 9, 4) 27 . En realidad son elementos de un todo simultáneo que, como en las experiencias de enamoramiento, pueden enfatizarse algunos aspectos, pero que en realidad forman una experiencia conjunta que, en este caso de la oración, forma parte de la ya clásica afirmación de Teresa cuando nos presenta la oración como trato de amistad con quien sabemos nos ama (V 8, 5). conclusión Después de aceptar con alegría que «La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios», es decir a la experiencia mística, y de haber encontrado que esta afirmación tiene un fuerte fundamento en la Biblia y en la reflexión cristiana, podemos afirmar que la Mística no es algo diferente a la vida cristiana, sino la vida cristiana vivida de manera madura, ascendente y comprometida. Por lo mismo, a nadie excluye, sino que su experiencia es una sucesiva y progresiva toma de conciencia del acontecer de Dios en toda la obra de 26 Es muy conveniente leer este proceso en palabras de la santa en CV 25-26. 27 Cf. T. Álvarez, Paso a paso leyendo con Teresa su Camino de Perfección , Monte Carmelo, Burgos 1995, 167-173.

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