Koinonía 2006-2007

Amor: irresistible promesa de felicidad 29 El P. Mateo Mateo, SS.CC ., desde su llegada a Puerto Rico se ha dedicado siempre a la educación, como predicador, escritor, conferenciante, autor de programas televisivos y radiales. Amor: irresistible promesa de felicidad Reflexiones a partir de la primera parte de la Encíclica Deus Caritas est del Papa Benedicto XVI. Padre Mateo Mateo Todo el mundo tiene ansias incoercibles de ser feliz. Todos los hombres y mujeres que han pasado y pasan, y van a pasar siempre vertiginosamente por este escenario de la vida, llevan grabadas profundamente en el alma el hambre y la sed de ser felices. El hombre no es libre para querer o no querer ser feliz. Todos queremos de manera necesaria ser felices. Por eso ha habido grandes filósofos antes de Cristo y después de Cristo, que justamente por este motivo, han podido intuir que hay un creador; porque esa sed que está puesta en el corazón del hombre no puede ser algo de la casualidad. Alguien debe haber puesto esta sed de la felicidad. Dios, ese infinito que ha colocado esta sed de ser felices, nunca puede someter a nadie a ese martirio de Tántalo; estar sumergido en un estanque de agua cristalina fresca, con una sed insaciable y cuando se va a desear) el agua, siempre el agua va huyendo con un murmullo burlón. Ese es el martirio de Tántalo. Dios no puede someternos a un martirio inútil y torturador. Por consiguiente, alguien colocó esta hambre de felicidad y el hombre no puede quedarse en el suspenso y menos en la desesperación de alcanzarla. El camino más normal que el hombre ha encontrado para que llegue de alguna manera a la felicidad, es el amor del hombre y de la mujer; es el matrimonio. Dios es amor. Vamos a poner esa palabra, dejándola en este clima siempre indefinible; la palabra clásica, profunda, auténtica, como se traduce de San Juan: Dios es caridad, Dios es amor. Coloquemos Amor ahora con mayúscula. El hombre tiene ansia del Amor. Dios es un misterio; por consiguiente, el amor es un misterio porque Dios es amor. Si uno fuera a estudiar de una manera profunda el Ser necesario, la metafísica de Dios como ser necesario, aquí estaría la mejor respuesta: El ser humano es deseo de felicidad. En el camino hacia ella eros y ágape se complementan y no se oponen. En su magnifica primera encíclica el Papa Benedicto XVI valora todo lo humano que, sin embargo, sólo en el encuentro con Cristo encuentra la realización plena de todas sus aspiraciones.

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