Koinonía 2006-2007

Los Evangelios: ¿un testimonio creíble? 44 Por ejemplo, el verbo “temer” cuando pasa a forma intensiva significa “perturbar” y si es pasiva, como aquí, “estar perturbado”. Pero también tienen otros significados y otros matices. En este caso suponemos que se trate de una forma verbal intensiva estimativa. Si es así el original arameo diría: “y nada dijeron a nadie sin que fueran consideradas como perturbadas”, sin que se pensara, sin que se estimara que estaban perturbadas. Esta información que da Marcos coincide plenamente con lo que nos dicen los otros Evangelios. Por ejemplo Lucas (24,11) dice textualmente que cuando llegaron las mujeres a decir lo que allí había sucedido, los apóstoles las tuvieron como fuera de sí. El relato de los dos de Emaús cuando empiezan a narrar al peregrino que les acompaña en el camino todos los hechos que han sucedido dicen: “también algunas de nuestras mujeres fueron al sepulcro, no encontraron su cuerpo y vinieron diciendo que habían tenido una visión de ángeles”. Evidentemente, estos dos hombres han dado poco crédito a lo que decían las mujeres cuando ellos mismos están yéndose para su pueblo de Emaús diciendo que todo había terminado. Además, quiero ponerles otro ejemplo que es también muy interesante. El Evangelio de Juan narra en el capítulo 20 el hallazgo del sepulcro vacío. El personaje principal es María Magdalena. Es verdad que aunque es el único personaje que aparece en este relato, sí se alude a que estaba acompañada por otras mujeres que no se nombran. La misma María Magdalena cuando fue a anunciar a los discípulos en el versículo 2 dice: “y no sabemos lo que ha ocurrido allí”. “No sabemos” está en un plural, en la primera persona del plural como indicando que María Magdalena estaba acompañada. Pero lo más interesante de este relato es que, después de haber ido Pedro y Juan a visitar lo que decían las mujeres y hallar efectivamente el sepulcro sin el cuerpo de Jesús, se narra, a partir del 11, la aparición de Jesús a María. Esta aparición es introducida por estos dos versículos (leo ahora una traducción típica española): “Mientras lloraba, se inclinó hacia el sepulcro y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. Le dijeron: “¿Por qué lloras, mujer?” Ella les dijo: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto”. Diciendo esto se volvió para atrás…” y sigue el relato. Probablemente, este relato lo hemos oído, al menos, si no leído, unas cuantas veces. Pero aquí hay unas afirmaciones verdaderamente curiosas. La primera afirmación que resulta curiosa, si la comparamos con Marcos y Mateo, es esta aparición de dos ángeles porque aquí se nos dice que vio a dos ángeles, mientras que en Marcos y Mateo se habla de uno. Pero lo más llamativo en este relato es el modo de

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