Koinonía 2006-2007

Los Evangelios: ¿un testimonio creíble? 45 reaccionar de María Magdalena. Los ángeles le preguntan, ella responde con naturalidad y después, como si no fuera nadie el que está allí, los deja y se vuelve para atrás; o sea, la reacción de María Magdalena es como si no diera importancia a la visión de los ángeles, o como si estuviera muy habituada a ver ángeles. Ambas cosas son evidentemente inaceptables. Por otra parte, es un relato extraño también porque siempre que aparecen ángeles se alude al temor que suscitan. Recuerden por ejemplo cuando se aparece el ángel a Zacarías. Dice el texto evangélico: y Zacarías temió, se llenó de temor. También las mujeres, cuando ven al ángel en el sepulcro, dicen los Evangelios, que se llenaron de temor. La misma madre de Jesús, María, cuando recibe el anuncio del ángel, se llena también de temor y recibe las palabras “no temas María”. Aquí no se habla de nada de eso; ni María tiene temor, ni se alude para nada a ningún “temblor” ante lo sagrado; y por supuesto, tampoco es normal que los ángeles aparezcan manifestando simplemente la curiosidad de saber por qué llora esta mujer. Lo que nosotros suponemos detrás del versículo 12 es lo siguiente: aquí se encuentra una palabra que en arameo se utiliza para designar a los ángeles. Así la usa el libro de Daniel que es uno de los pocos libros del antiguo testamento que tenemos en arameo. Pero esta palabra en plural, “ángeles”, que está tomada de un verbo que significa “vigilar”, también funciona con el significado de “vigilantes”. En el griego hay una expresión que es muy extraña y que de hecho ha tenido numerosas variantes; porque aunque he leído en la traducción española “vestidos de blanco”, en el texto griego no aparece para nada la palabra “vestidos.” Simplemente lo que dice es “en blanco sentados”. ¿Qué quiere decir esto? En griego prácticamente nada. Pero aquí lo que tenemos es una construcción típica aramea que introduce el predicado de un sujeto con una preposición, que normalmente del arameo al griego no se traduce porque indica simplemente un predicado. No hay que traducir la preposición a no ser que uno lo haga mecánicamente, literalmente y se equivoque. Si tenemos todo esto en cuenta, ¿qué decía el original arameo de este pasaje?: “Y ve a los vigilantes pálidos - esto es lo que significa “leucolis”, blancos, pálidos – sentados, uno junto a la cabecera y otro a los pies donde había estado el cuerpo de Jesús”. Esta información que se recupera desde el arameo es muy interesante porque uno de los datos que ha usado la crítica histórica exegética para poner en duda la historicidad del relato de los vigilantes, que solamente aparece con detalle en Mateo, es que ningún evangelista alude a ello. Pues bien sí, sí hay alusión. Aquí por supuesto, en el sustrato arameo, Juan alude a que había vigilantes. Además, no sólo eso. También la información que nos

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