Koinonía 2006-2007

Hay que salvar la dignidad de la persona humana 73 considerada obsoleta y anticuada. Pero, sinceramente, no me parece que sea éste el caso. Hay otra afirmación a tenerse en cuenta, que ya la decían los antiguos: “ Contra factum non valet argumentum ”, contra un hecho no hay argumento que valga. O se es, o no se es, y lo que se es, es. Dios, afirma la Biblia, creó al hombre, hombre y mujer, para que se complementasen, se uniesen, y procreasen. No querer admitir que el matrimonio sólo está pensado entre un hombre y una mujer, creados para complementarse, unirse y procrear, es negar la misma naturaleza, los hechos, para agarrarse a meras especulaciones. El matrimonio no lo ha inventado la Iglesia, no surge como efecto o por voluntad de una ley humana. El matrimonio ha sido, y es, la primera institución creada y querida directamente por Dios, que los hizo hombre y mujer. La posición de la Iglesia se limita a defender el hecho, la naturaleza humana, la creación. Si el matrimonio está ordenado a la procreación, no tiene sentido llamar matrimonio, o equiparar al matrimonio, a la unión de dos personas del mismo género o sexo. Dar carta de ciudadanía a la unión entre personas homosexuales como si fueran matrimonio, es una ‘aberración’, contraria al hecho de la creación, contraria al ser humano que fue creado hombre y mujer para que se complementasen, uniesen y procreasen. Lo que no significa que la Iglesia no reconozca, como algunos pretenden hacer ver, la dignidad de los homosexuales como seres humanos. La Iglesia reconoce y defiende a los homosexuales como personas humanas. Lo que no quiere decir que dé por buenos los actos homosexuales, que dé por buena la homosexualidad. El Catecismo Católico no deja ningún lugar a dudas: “Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (CDF, decl. ‘Persona humana’ 8). “Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso” (Catecismo, 2357). Al igual que no da por buenos los actos cometidos por personas heterosexuales que van contra las normas establecidas por el Creador. El hecho de haber nacido con tendencia homosexual no significa que la homosexualidad se justifique, ni deba darse por buena. Porque tendríamos que decir, por la misma razón, que la ceguera es buena por

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