Koinonía 2008-2009

20 significado que atraviesa el fragmento vivido de encuentro, de conocimiento y de acción, es ejercer y enseñar una determinada ciencia, disciplina o profesión respetándose como existente deseante dotado de razón. Basta para ello percatarse no sólo de la humanidad propia y del alumno sino también, a una con ello, de los presupuestos de base que delimitan el campo de trabajo de cada ciencia y la tarea que delimita a cada profesión, pero a sabiendas de que esa delimitación epistemológica y operativa no implica en absoluto la censura del deseo de totalidad de la razón, ni la experiencia de la libertad que integra la formación en la propia profesión en la finalidad de la vocación humana. Y ello es lo que torna apasionante el aplicarse a una determinada ciencia o profesión. Es preciso afirmar fuertemente que todo límite es el inicio de la relación con aquello que lo supera y de lo que lo así delimitado se nutre y vive. Toda delimitación metodológica particular de un saber no está hecha para frenar la razón sobre su sectorial circuito, sino para educarla a constituir un peldaño consistente y eficaz que, desde su propio rigor epistemológico, contribuya verdaderamente a afrontar y responder, tanto a un ámbito determinado de relación con lo real, cuanto a la complementariedad de este ámbito con el enfoque de otras ciencias, en el horizonte del sentido y del bien de la existencia, de la sociedad y del universo. Preguntarse por ese horizonte al afrontar las decisiones que se ponen en juego durante el transcurso juvenil universitario es comprender que la universidad profesionaliza educando a la persona, según específicas exigencias de esta etapa existencial. En ésta se han de configurar las características definitorias de la maduración del sujeto que accede a su compromiso y a su expresividad sistemática y duradera. De modo natural, pero que exige siempre la decisión personal, la vida encamina hacia dos objetivaciones en las que se perfila la fecundidad propia de una existencia humana adulta, en cuanto asume la responsabilidad generativa , que es colaborativa y educativa. Por un lado, se trata del compromiso profesional con una forma de conocimiento y de habilidades en función de la praxis laboral donde la persona se expresa y hace experiencia de su valor y de su utilidad para el mundo. Por otro y más fundamentalmente, se trata del compromiso vocacional con una forma única de vinculación afectiva preferencial en función de ayudarse a reconocer y a experimentar en lo cotidiano el sentido de la vida, tornándose capaz de hospedar en su plexo afectivo estable a los nuevos que llegan al mundo (en el matrimonio o en otra Ampliar la razón para vivir hoy la universidad

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