Koinonía 2014-2015

45 instituto de doctrina social de la iglesia | pucpr una muerte digna implicaría el condenar a una persona a prolongar una existencia insufrible por el dolor que padece, lo que constituiría un castigo cruel e inhumano atentando contra la autonomía a poder decidir. Nuestra constitución en la Carta de Derechos protege la dignidad del ser humano y su inviolabilidad además del derecho a la vida. La dignidad del ser humano debe acompañarlo hasta la última etapa de la vida, que es la muerte.” Sin embargo, antes de continuar con la discusión de los pormenores del proyecto es menester examinar cuál es el estado de derecho prevaleciente hasta la fecha respecto a este problema. Esto requiere reconocer que, a pesar de los intentos de legalización formal o validación jurisprudencial, la norma prevaleciente en el mundo es la de no reconocer la legitimidad de los medios activos de acabar con la vida y prohibir categóricamente el suicidio asistido, no importa la razón detrás de esta decisión. Esta prohibición está recogida no solo en el Magisterio de la Iglesia, sino en la legislación canónica. El canon 1397 del Código de Derecho Canónico del 1983 hace sujeto de castigo y pena expiatoria a “[q]uien comete homicidio, o rapta o retiene a un ser humano con violencia o fraude, o le mutila o hiere gravemente, [quien] debe ser castigado, según la gravedad del delito [….]. Este canon recoge un principio general de penalización de atentados contra la vida y la libertad humana y remite esencialmente a los castigos que provee la ley civil del lugar. En la Encíclica Evangelium Vitae, San Juan Pablo II advierte sobre la fuerte tentaciónque representa la eutanasia ante elmisterio de la muerte. En este documento se identifica la eutanasia como uno de los síntomas más alarmantes de la cultura de la muerte, mediante el cual se pretende adueñar de esta, procurándola de modo anticipado y poniendo fin “dulcemente” a la propia vida o la de otros. Este propósito de controlar el fin de la propia existencia o