Koinonía 2014-2015

LEY PARA BORRAR EL DRAMA DE LA VIDA Giuseppe Zaffaroni Profesor de Filosofía de la PUCPR La llaman “Ley de asistencia en el proceso de muerte para tener una muerte digna en pacientes con enfermedades terminales”. Es el Proyecto de la Cámara 2258. Quien ha acompañado a algún familiar o amigo en la etapa final de su vida, difícilmente puede evitar un sentimiento de fastidio o hasta una repulsa instintiva por la presencia en este título de dos palabras, “asistencia” y “digna”, cuyo significado tradicional es literalmente violentado por el contenido de la ley. “Asistir”, que en el lenguaje común ha siempre significado cuidar al enfermo, socorrerlo en sus necesidades, aliviar su dolor y desesperación con una presencia amorosa, ahora viene a significar ayudar a alguien para que pueda darse la muerte. Y todavía más insoportable es el uso del otro término “digna”: ¿por qué llamar digna la muerte de una persona que decide quitarse la vida? ¿Acaso a todos nuestros abuelos, padres, hermanos o amigos, que hemos acompañado en sus enfermedades y agonías hasta su muerte natural por semanas, meses, a veces por años, los hemos condenado a una muerte indigna? ¿Qué hace “digna” una muerte? ¿Qué hace “digna” una vida? Ojalá que la discusión sobre esta ley sirva por lo menos para que regresen estas preguntas al debate público y a nuestros diálogos y conversaciones cotidianas. En efecto, la primera y fundamental tragedia de esta ley es la absoluta superficialidad, insensibilidad y

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