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pontificia universidad católica de puerto rico
Igualmente, afirma la Iglesia la presencia de la mujer en la vida
laboral es indispensable para el crecimiento y fortalecimiento de la
sociedad. A tales efectos, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia
(2004) expresó:
“El genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social;
por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito
laboral. El primer e indispensable paso en esta dirección es la posibilidad
concreta de acceso a la formación profesional. El reconocimiento y la tutela
de los derechos de las mujeres en este ámbito dependen, en general, de la
organización del trabajo, que debe tener en cuenta la dignidad y la vocación
de la mujer, cuya «verdadera promoción… exige que el trabajo se estructure
de manera que no deba pagar su promoción con el abandono del carácter
específico propio y en perjuicio de la familia, en la que como madre tiene un
papel insustituible».
Por su parte, san Juan Pablo II (1995), exhortó a las mujeres a
contribuir cada día más a tratar de resolver los graves problemas de la
sociedad. Por lo que, es necesario que la mujer se inserte en la política
para que tenga más presencia social. A su vez, contribuya a mejorar los
males de este siglo, entre los que destaca: calidad de la vida, migraciones,
servicios sociales, eutanasia, droga, sanidad y asistencia, ecología.
A su vez, las mujeres están comprometidas en las diferentes tareas
que realizan y roles que asumen. Por lo que, estas se destacan en la
actividad educativa, fuera de la familia. En la visita a lugares donde se
encuentran los más necesitados como: asilos, escuelas, universidad,
instituciones asistenciales, parroquias, asociaciones y movimientos. Es
necesario que la mujer se dedique a las relaciones humanas, en favor de
los más débiles e indefensos. De esta forma, manifiestan una maternidad
afectiva, cultural y espiritual, característica principal de la mujer (san
Juan Pablo II, 1995).
Por otro lado, san Juan Pablo II (1988) estableció que Jesús no
estaba de acuerdo con la discriminación hacia la mujer. Por eso, siempre
respetó y le rindió honor a las mujeres. Es en este acto de Jesús donde se
establece la dignidad de la mujer y su vocación.
Stubbemann (s.f.) establece que la mujer es necesaria en todos los