Revista Horizontes: primavera/otoño 2010 | Año LIII Nums. 102-103

23 líder empático y cercano, el que satisface necesidades. Expuesta la breve descripción de la comunidad, precisemos los vínculos entre la comunidad y los comuneros de Palma Sola, y la figura del homo sacer . La matanza de Palma Sola –como la de Canudo en Brasil y de otras comunidades marginadas– ejemplifica el ejercicio del poder soberano – el ampliado parens patriae romano– castigando y matando a los que violan sus leyes fundacionales. Con la masacre de Palma Sola, se comprueba el discurso subyacente del poder soberano y su capacidad de establecer el estado de excepción y de suspender el orden jurídico mismo. Al decir de I. Domingo, en su exposición de las ideas de Agamben y Foucault, ...el poder soberano se caracteriza, efectivamente, porque tiene la potestad de disponer de la vida natural, en el sentido de poder suprimirla o, más propiamente, de dejarla fuera del ordenamiento jurídico, completamente expuesta, en su condición de simple vida, a ser eliminada lejos de toda responsabilidad o compromiso jurídico. Cabe clarificar brevemente la cuestión de vida natural para tratar de ver mejor la relación entre homo sacer y la acción en Palma Sola. El concepto nuclear que emplea Agamben para ilustrar la trayectoria filosófica e histórica de la relación entre poder soberano y vida es nuda vida. Esta se refiere al trato de la vida desprovista de toda cualificación, lo que tiene en común la vida humana con la de un caracol o una planta; el ser humano no es sujeto sino vida en un cuerpo. Entendida de esta manera la vida, su corolario es que ésta puede ser sacada de todo contexto social, político, cultural, y tratada como proyecto, como plan, como tarea histórica, como mero residuo, como objeto de experimentación; puede ser aniquilada sin que esto entre en la esfera de lo punible. El evento de la matanza de los palmasoleños ilustra, en efecto, el entendimiento de la vida como simple o nuda vida propuesto por Agamben. Así, pues, el primer vínculo entre la comunidad palmasoleña y sus integrantes, y el homo sacer , parece evidente: Se puede matar al campesino olivorista y tratar de erradicar la comunidad de los tales sin consecuencias legal. La impunidad cobijará al que realice la ejecución. Por otro lado, la vida de los campesinos olivoristas, considerada como simple o nuda vida, como objeto de cualificación por el poder soberano, puede ser ubicada fuera del ordenamiento jurídico; por ende, expuesta a ser eliminada, acto que no es punible legalmente. Con ello, son reos no sacrificables, aunque sagrados, es decir, homo sacer . En efecto, las fuerzas castrenses dan cumplimiento a las expectativas del poder soberano de asesinar a los campesinos y campesinas sin que sean ajusticiados por la ley. Como los asesinos del homo sacer en Roma, su acto no es parte de disposición legal que lo penalice. Cómo se va a castigar a los asesinos si los palmasoleños han quedado excluidos del género humano. Son nuda vida fuera de la cobertura jurídica y social. En el campo, el campesino de Palma Sola es invisibilizado, tratado como ciudadano de tercera categoría, como una sabandija o basura, cosa desechable. La cultura hegemónica, cuarenta años antes, había tildado a Liborio de fanático, loco, guerrillero, comunista, adúltero, amenaza a la estabilidad política y desestabilizador de las instituciones sociales. El pueblo asumió como cierto lo que las autoridades del Gobierno y líderes políticos desfavorecidos por el pueblo inventaron sobre los cofrades de Palma Sola: Que los palmasoleños eran comunistas, locos, fanáticos, practicantes del libertinaje sexual, tenedores de armas de fuego, revolucionarios, barbudos (apoyadores de cubanos), peligrosos, violentos, brujos, violadores de niñas de 10 y 12 años de edad, de ocultar a la familia Trujillo, y de haber paralizado la agricultura. Para la socióloga e investigadora Lusitania Martínez, fue un discurso proveniente de ideologías fascistas, hispánicas y burguesas: Un pueblo se conforma en su cotidianidad a la medida de sus medios de comunicación y los estilos de las informaciones que estos bombardean de acuerdo a sus visiones políticas y antropológicas. ¿Qué se le está diciendo al país con ‘‘brote de violencia’’, ‘‘centro de fetichismo y supercherías’’, ‘‘centro de políticos anti y pro (se dijo de todo) trujillistas, Duvalier, Castro...’’, ‘‘centro de promiscuidad’’, etc.? En clave postmoderna, Palma Sola quedó atrapada en un surrealismo en el lenguaje y la cadena de significados que el movimiento generó en la prensa, en los rumores y en la imaginería calenturienta de las ideologías racistas, hispánicas y burguesas de la época (Martínez, 1991). Tales acusaciones carecían de fundamento. Los testimonios de diversos visitantes a la comunidad así como de integrantes de ella dan cuenta de su falsedad. Cabe, entonces, preguntarse cuál era el objetivo de diseminar tal imagen distorsionada del quehacer comunitario palmasolano. Parece que serviría como columna de gas lacrimógeno enceguecedora de los verdaderos y ocultos motivos de la acción sangrienta. Serviría para justificar la aparente justa acción de masacrarlos. Las fuerzas gubernamentales y políticas así como líderes de diversas entidades religiosas y económicas tenían interés en limpiar a la ciudad y al país de tales enajenados mentales, heréticos religiosos, hechiceros, comunistas, lesionadores de la economía agraria. En palabras de Bautista (2007, p. 143) en su relato testimonial Si me permiten hablar “La historia de Palma Sola”, ...las mentiras que antes y después de la masacre se hicieron circular en los periódicos que estaban a la orden del día. Todas esas mentiras que abarcaban una serie de acusaciones se hacían con el propósito de alarmar al pueblo y conseguir el visto bueno del gobierno para ejecutar sus planes de aposento. […] Todo aquello dio el resultado que esperaban: entraron a Palma Sola y allí lograron su objetivo.

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