Revista Horizontes: primavera/otoño 2013 | Año LVI-LIX Núms. 108-115

Caribe, sopitas de lentejas, cordero a la cazuela, banquete de fantoches, me temo que esta noche no puedo tragar más!" La poeta, para poder sobrevivir, siempre puede escapar del mundo circundante y sumergirse en otra dimensión: "Es una dimensión deshabitada, donde a veces soñamos los poetas. Dimensión que se aclara en noche oscura, como las amatistas embrujadas. Es una dimensión desarbolada, donde se apura el vino de la Rosa del Alba, el vino de Rosaura, o el de Aurora, desde la cantimplora de un amigo. Sube a escalar la noche. Bebe, bebe conmigo… " Desde esa mágica cantimplora desbordada de amor, los poetas apuran la poesía y la canción. Soñamos que somos como esas "Flautas de barro" de la inspiración de una cierta ciega iluminación: "Por los oscuros huecos de las flautas de barro, se escapan libremente las cadencias cautivas del canto de la tierra, prisionera del miedo, con sus hondas raíces de árboles muriendo en sus trágicos trajes de amarillo mortaja, con sus intermitentes luces de neones frenéticos, Entre el silencio estridente de celúfonos estáticos y el aullido impotente de tanta ambulancia asmática…¡Qué silencio en las flautas, cuando el barro enmudece! Reitero, que el Segismundo alemán sigue insistiendo a través del tiempo, que el arte es la salvación del ser que lucha entre su verdad interior y la realidad que lo circunda. En ocasiones, a esta mujer, esa realidad Se le presenta como una especie de torbellino que la amenaza: "…La luz la penetró terriblemente, y a pesar de esa luminosidad intensa, como la afilada punta de un estilete, vio desfilar por su retina alerta unas garras afiladas rasgando el fondo de la cordillera coralina del océano. Vio sus desperdicios tóxicos lastimando todo lo que encuentran, irreverentes frente a la pavorosa destrucción de las especies. Con sus uñas dementes, desgarran y destruyen, destilando un veneno nauseabundo. Nos matan la armonía, el canto y la poesía y el resto de lo hermoso de este mundo, sin que los arrecifes coralinos y los jardines exuberantes logren clamar justicia, antes de su sepelio de abstracta liquidez. …" Misericordiosamente, o como por arte de magia, la poeta es capaz de escuchar la música que emana de los nombres de sus tres hijos y traduce la experiencia en 39 combinaciones del amor encarnado, los versos más hermosos de la pluma de su compañero de toda la vida. Igualmente, su oído alerta escucha la voz de todas las cosas, incluyendo la clara voz de los versos descarnados de su tierra: "Las voces de tus versos descarnados, reclamándome, tocan a mi puerta. Yo les pido perdón por mi carrera de Rocinante, desbocado y loco, en su viaje quijotesco por la inercia, entre pupilas de estrellas apagadas, de sombras deslumbradas por la sombra. Mis versos son semillas insipientes que el inconsciente esconde en su desvelo. Tus versos, moribundos de silencio, me increpan, me fustigan, me condenan, por el aborto cruel de su pureza. Les juro de mis penas y alegrías, de lo corto que me resulta el día para todas las luchas necesarias, que a gritos pido tregua para descansar. Pero es tan dulce crear con sólo 27 letras un poema que revele en su esquema la majestuosidad de nuestra lengua: la agudeza del verbo imprescindible, la justeza del calificativo y la magia del logro metafórico. En la armonía del ritmo y el "yo" lírico me puedo acuclillar detrás de los registros. Mejor sería crear y que se lea con nitidez la idea liberada: que sí, que los molinos son gigantes, lo sabe Sancho Panza al fin de la jornada…" Los versos descarnados de palabras, siguen acosando al hablante lírico: "Por qué no has detenido un poco el paso para darnos la vida que queremos? Queremos ser palabras, frases, versos; crecernos en estrofas y en poemas enteros. Detén un poco el paso y danos vida. Sin ti, no somos nada, y tú lo sabes." Los versos son para la poeta lo que ella es para su Creador Eterno, para Por Quien Vivimos. Para ese Amor son todos sus versos de amor, cada cual inspirado por un ser vivo con quien ella se cruza o con quien comparte parte del tramo hacia el eterno retorno. La "Musaraña" al igual que Pascal, en la Francia de su época, frenéticamente busca la mirada de Dios que parece haber extraviado y espera recuperar: "Algún día, en algún lugar, encontraré de nuevo tu mirada y como el sol, que anuncia en la alborada el nacer de un nuevo día, así su luz, al penetrar el alma mía dará comienzo al resto de mi vida. Una vida que hoy gira en la nada, una nada de lindes y de orbes, de rutinas prescritas del buen orden, plena de risas tristes, estridentes, fieles testigos de un dolor constante. Es un dolor que nunca se mitiga, que sólo se adormece al morir el día entre sueños de pasados gozos. Es un dolor profundo, como un pozo, negro como mi noche, sin estrellas." Durante su ciega iluminación, alcanza la entrega a esa Fortaleza que ella canta en "Eterno Amor": Bastión, Torre, Fortaleza, Playa, Oasis, Faro de Luz: En la noche de mi día, la única estrella eres Tú. De inmutables convicciones, de constante corazón, tu sol se sigue en mi día, con razón o sin razón… Timón de mi barca errante, Capitán de mi pasión, Brújula de mi esperanza, Director de mi razón. Tu voluntad me sostiene flotando sobre la histeria, pues Tú, Amor, me proteges del caos de las tinieblas." La poeta parece aceptar que la poesía simple y sencillamente Es, ineludible como el universo de luces y sombras proyectadas en el escenario cerebral, desde el telón de su retina inerte. La poesía Es, igual que Yo Soy, que es lo que significa Jehová, El Dios de Abrahán y de Jacob, en nuestra tradición judío- cristiana. El corazón de cada ser debe encargarse de llegar a ser un vaso comunicante entre la poesía, que inspira el movimiento de la danza universal del Cosmos, que significa Orden; y el Caos, que significa lo opuesto al orden. Sin embargo, la "sopa cuántica de posibilidades", es la fuente universal de donde emana todo lo que llega a Ser. horizontes@pucpr.edu Años LVI-LIX Núms. 108-115 Horizontes – primavera / otoño 2013-2016 77

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