Revista Horizontes: primavera/otoño 2011 | Año LIV Núms. 104-105

8 De izquierda a derecha: Profa. Caridad Álvarez, Profa. Estela García Cabrera, Dra. Ada Hilda Martínez de Alicea y el Dr. Cirilo Toro Vargas en el merecido reconocimiento a la Profa. García Cabrera, el 4 de abril de 2012 en el Museo de Arte de Ponce, en ocasión de la presentación de la nueva imagen de Horizontes (#102-103). SEMBLANZA DE ESTELA GARCÍA CABRERA, EN EL RELANZAMIENTO DE HORIZONTES , EN ABRIL DE 2012 Profa. Caridad E. Álvarez Suárez Departamento de Estudios Hispánicos Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico Estela García Cabrera. “Esa soy yo” me dijo, con desenfado, cuando una vez le pregunté por qué su poesía me llegaba tan hondo, como si estuviese desprovista de la sensación de extrañeza que muchas veces provoca la poesía. Con ese “esa soy yo” comprendí que esta inmensa mujer reclamaba, como motivo vital de su poesía, la franqueza inquebrantable de su naturaleza, ese ir de frente, como hidalgo “de los de lanza en astillero y adarga antigua”, combatiendo contra la injusticia… porque si alguien sabrá de combates… …Es Estela García Cabrera, quien con solo diecisiete años de edad tuvo que afrontar una de las más desgarradoras experiencias humanas, el desarraigo de su lugar común, de sus afectos. Siendo una niña todavía, asumió con garra, con valentía, un destierro que la separaba de sus padres; y de la mano de su hermano, que contaba solo 10 años, partió de Cuba, cuando la “Operación Peter Pan” enviaba niños, solos, sin sus padres, al exilio. Así, emprendió una travesía, sin regreso, hacia una tierra de libertad -de algunas injusticias también-, pero de libertad… Y pronto, se vio nuevamente forzada a una nueva separación. Ahora debía ser de su hermano pequeño de quien se apartase: ella para Nueva York y él para Miami, en esos terribles dilemas a los que se ven forzados los emigrantes. Escuchó, entonces, muchas veces, que le sería duro, que con qué medios iba a estudiar, que cómo iba a llegar a ser alguien, que cómo iba a triunfar… ¡Pero ella se había traído en

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