Revista Horizontes: primavera/otoño 2017 | Año LX Núms. 116-117

51 De igual forma, Shattuck, Dubins y Ziberman (2011) llevaron a cabo un proyecto en el estado de Maryland en el cual diseñaron y desarrollaron un curso en línea para entrenar docentes de educación superior que enseñaban por primera vez cursos a distancia. Los investigadores distribuyeron un cuestionario que medía las necesidades de entrenamiento y desarrollo profesional de docentes en 37 instituciones identificadas como universidades que ofrecían cursos en línea. Estos investigadores recibieron el 59% de los cuestionarios enviados para un total de 27 respuestas de 22 instituciones. Los resultados del cuestionario demostraron que la mayoría de los entrenamientos ofrecidos en las instituciones se enfocaban en el manejo de sistemas de gestión de aprendizaje. Además, menos del 44% de las instituciones ofrecían entrenamiento en línea. El 81% de los participantes respondieron que les interesaba un programa de certificación en línea. A partir de los resultados obtenidos en el cuestionario, los investigadores desarrollaron un programa piloto con 20 participantes que representaban 10 instituciones de Maryland. El curso desarrollado para el proyecto fue diseñado completamente de forma asincrónica. El mismo consistía de módulos distribuidos en nueve semanas. Los resultados de las evaluaciones finales del proyecto piloto demostraron que la mayoría de los participantes encontraron que el curso reunió las necesidades para prepararlos para enseñar en línea y mejorar las prácticas de diseño en la enseñanza. Por otra parte, Ginzburg, Chepya y Demers (2010) llevaron a cabo un programa a distancia de ocho semanas para proveer técnicas de enseñanza en línea a los docentes, diseño instruccional y herramientas para desarrollar comunicación efectiva en los cursos. Estos investigadores administraron un cuestionario en línea para medir las necesidades de los instructores con o sin experiencia en la enseñanza en línea, así como la percepción de éstos hacia la educación a distancia. Un total de 41 participantes respondieron el cuestionario, de los cuales 23 tenían experiencia en educación a distancia y 18 eran profesores nuevos que no habían enseñado cursos en línea. Los resultados del cuestionario demostraron que el 69% de los participantes indicaron que interesaban entrenamiento en el área de diseño instruccional. De igual forma, el 86% de los encuestados respondieron que el curso les ayudó a entender mejor el aprendizaje en línea desde el punto de vista del estudiante (Ginzburg et al., 2010). En otra investigación realizada por Román, Kelsey y Lin (2010) se desarrolló un programa de seis semanas completamente en línea para entrenar a los instructores en destrezas tecnológicas y pedagógicas en la educación a distancia. El curso consistía de seis módulos que incluían temas relacionados con el diseño de cursos en línea, derechos de autor y prácticas de manejo de herramientas tecnológicas en entornos virtuales. Los resultados de la evaluación llevada a cabo al finalizar el curso demostraron que el 86% de los participantes encontró el curso significativo. El 76% de los participantes indicó que el curso mejoró sus destrezas tecnológicas de la enseñanza en línea. Según Román et al. (2010) los resultados del estudio demostraron que las instituciones deben ofrecer mecanismos de apoyo para motivar a los profesores a que desarrollen y ofrezcan cursos en línea. En un estudio realizado por Frese (2006) se diseñó un cuestionario para investigar 10 áreas de necesidades de entrenamiento para docentes que enseñan en línea. Las áreas incluyeron: (a) convertir un curso tradicional a un curso en línea, (b) creación de silabarios en línea, (c) cómo el docente puede cumplir con las necesidades de un estudiante en línea, (d) cómo ser un facilitador de un curso en línea, (e) uso de comunicación asincrónica, (f) creación de asignaciones en línea, (g) manejo de asignaciones, (h) creación de avalúo para cursos en línea, (i) prevención de plagio en cursos en línea, y (j) entrenamiento tecnológico para los instructores. Los resultados demostraron que los instructores consideraron que no recibieron un entrenamiento adecuado para enseñar en entornos virtuales. Los docentes encuestados indicaron que entre las necesidades de capacitación que requieren de más entrenamiento, se encontraron las áreas de pedagogía, avalúo de cursos en línea y deshonestidad académica o plagio (Frese, 2006). Para los participantes del estudio, otro aspecto que debe considerarse en la capacitación de docentes es la necesidad de conocer como motivar a los estudiantes para mantenerlos activos en los cursos en línea. De acuerdo a los resultados, Frese (2006) concluyó que la calidad de la educación en línea depende del entrenamiento que se le brinda a los docentes. Los resultados de su investigación demostraron que las instituciones tienen que capacitar a los docentes antes de enseñar cursos en línea para que puedan brindar servicios de calidad en la educación a distancia. Por lo antes expuesto, Gros y Silva (2005) indican que el desarrollo profesional de docentes en la modalidad presencial o a distancia, así como programas de apoyo, pueden promover la confianza y seguridad en los instructores, quienes son parte del éxito de los cursos a distancia. Es por esto que Frese (2006) dice que la evaluación de los programas que capacitan a los docentes para enseñar en línea deben ser evaluados. Destrezas y Conocimientos del Docente en la Educación a Distancia La rápida evolución de la educación a distancia ha cambiado el modo en que se imparte la enseñanza. Los docentes se enfrentan a diferentes formas de instrucción que incluyen: (a) organización, (b) presentación de contenido, (c) comunicación con los estudiantes, y (d) formas de evaluación (Ryan, Hodson, Carlton, & Ali, 2004). En este sentido, estos

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