Revista Horizontes: primavera/otoño 2017 | Año LX Núms. 116-117

57 experiencias de los directores presentaron, basado en hallazgos, una descripción de sus funciones. Marco conceptual teórico La base conceptual teórica que sostuvo esta investigación incluyó lo propuesto por Kenneth Leithwood (1992, 2004) para la variable de acciones de liderazgo. Además, la variable de facilitación y apoyo del director de escuela es sustentada por Glickman (1990). Base conceptual teórica de Leithwood Leithwood (2004) señaló que el director es el líder, modelo a imitar, en el que cada integrante de la familia escolar busca y encuentra técnicas y estrategias eficaces para que el proceso enseñanza - aprendizaje llegue de manera eficaz a los estudiantes. Establece que el efecto del liderazgo de los directores y directoras de escuela, en la calidad educativa y el aprendizaje, ha colocado al liderazgo escolar en el centro del debate educativo actual. Leithwood (2006) enfatizó en la importancia de “desarrollar a la gente” para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Destacó la necesidad de complementar los programas de desarrollo profesional con apoyo menos formal, como la remuneración individual y el estímulo intelectual. Además, fomentó la confianza entre los docentes al ayudar a aclarar los propósitos comunes y las funciones orientadas a la colaboración; de esta manera, propicia el diálogo continuo entre el personal de la escuela y ofrece recursos adecuados para ayudar en la colaboración. Asimismo, Leithwood (2006) planteó que los líderes efectivos se caracterizan por ser personas respetuosas, empáticas, con una gran preocupación por lo que le sucede a su estudiantado y a su personal. Se refirió a los líderes como personas con altos niveles de integridad y estándares morales, responsables en el ámbito profesional y democrático. También, señaló que los efectos del liderazgo dependerán tanto de las acciones desarrolladas, como de que el liderazgo esté distribuido o compartido, así como de sus decisiones sobre en qué dimensiones de la escuela dedicar tiempo y atención. Para esto, agrupó las acciones de liderazgo eficaz en cuatro grandes dimensiones: 1. Establecer dirección: Proporcionar un propósito de carácter moral, que sirva de motivación para el trabajo del personal que los incentive a perseguir sus propias metas. 2. Desarrollar personas: Construir el conocimiento y las habilidades que requiere el personal para realizar las metas de la organización, así como también, el compromiso y resiliencia, que son las disposiciones que éste necesita para continuar realizándolas. 3. Rediseñar la organización: Establecer condiciones de trabajo que le permitan al personal el mayor desarrollo de sus motivaciones y capacidades. 4. Gestionar la enseñanza y aprendizaje: Gestión de prácticas asociadas a la sala de clases y supervisión de lo que ocurre en la sala de clases. Los estudios realizados por Leithwood (2006) incorporan investigaciones que analizan cuantitativamente el impacto de las acciones de liderazgo sobre los resultados académicos. En la extensa revisión de sus estudios se identifican las acciones de liderazgo como la segunda variable al interior de la escuela con mayor capacidad de movilizar los resultados, luego de la labor que realizan los docentes en la sala de clases. Solo la enseñanza en clase influye más sobre el aprendizaje que las acciones del líder (Leithwood, 2008). De acuerdo con Leithwood (2008), en el ejercicio de su rol, los líderes exitosos ejecutan el mismo repertorio de acciones básicas, que si bien tiende a ser común, es sensible a los contextos. Sin embargo, estas acciones de liderazgo no se asociarían de manera “directa” con los aprendizajes de los estudiantes, sino más bien “indirecta”, ya que estarían intercedidas por el efecto que producen en el trabajo de los docentes. En otras palabras, las acciones de liderazgo afectan de manera directa en la motivación, habilidades y condiciones de trabajo (a nivel de escuela y de la sala de clases) de los docentes, lo que se traduce en un mejor o peor desempeño docente, el cual a su vez afecta la calidad del aprendizaje de los estudiantes. Leithwood planteó que no existe una sola escuela que logre mejorar los resultados de sus estudiantes más allá de lo esperado sin un liderazgo que sostenga ese proceso. Para esto, Leithwood (2009) definió el liderazgo escolar como "la labor de movilizar e influenciar a otros para articular y lograr las intenciones y metas compartidas de la escuela". En esta medida, estableció que los equipos directivos dirigen su acción a rediseñar los contextos de trabajo y las relaciones profesionales, por lo que están llamados a ser “líderes pedagógicos de la escuela” (Leithwood, 2009). También, señaló que los líderes deben enfocar las metas y expectativas de la escuela en el aprendizaje de los estudiantes. Sugirió darle seguimiento de las necesidades de desarrollo profesional de los docentes. Además, crear las estructuras, tiempos y espacios que permitan a los docentes colaborar en el mejoramiento de la escuela (Leithwood, 2011). La base conceptual de Leithwood apoya esta investigación, ya que presenta claramente las acciones de liderazgo que promueven los procesos de facilitación y apoyo a la docencia mediante la aplicación de las categorías claves de acciones de liderazgo agrupadas en cuatro grandes dimensiones. Leithwood planteó que, en las acciones de liderazgo, el líder educativo trabaja con aspectos humanos que le permitan dirigir a las personas hacía una dirección de propósito eficaz basado en la visión de mejora continua. Para esto, estableció la importancia de rediseñar la organización. De esta forma, se puede gestionar la cohesión del personal, para que se sientan que pertenecen a la organización y evidencien

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