Revista Horizontes: primavera/otoño 2017 | Año LX Núms. 116-117

78 Visión poética de la realidad puertorriqueña actual Dr. Cirilo Toro Vargas Director de Horizontes Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico Segarra Báez, I. (2017). Los hijos del desastre . Santo Domingo, RD: Editorial Santuario. ISBN: 978-9945-60073-5. 68 páginas. La ira se expresa de múltiples maneras, según la particularidad de cada ser humano. Desahogar esa rabia en versos ayuda a canalizar un sentimiento que de pudiese desembocar en expresiones físicas que pudiesen lacerar no solamente la parte interna de un ser humano sino también su espíritu. El Dr. Iván Segarra Báez (Caguas, Puerto Rico, 1967) encadena y desencadena ese enojo que circunvala su mente y pretende apoderarse de su ser y lo convierte en catarsis sanadora para su ente psíquico y nos presenta una línea muy sugerente de acción ante el problema que apabulla al Puerto Rico que vivimos y padecemos: la entronizada politiquería que nos duele hasta el tuétano. El poeta divide el libro en dos partes. En la primera parte, palabras de Pedro Albizu Campos permean la escena introductoria del poemario como abarcadoras del “Nihil novum sub sole” latino ante la inmediatez y repetición de sucesos, tendencias, sentimientos y otros elementos que parecieran describir la situación puertorriqueña actual: “Rivalidades engendradas por los puestos públicos y las bienandanzas del presupuesto, mantienen dividido al partido de gobierno…” Por otro lado, afirma Segarra Báez, que: “La época de los mártires, ya pasó; Y pasó, hace tanto tiempo” (p. 17). La segunda parte se involucra en el aspecto del eterno proceso plebiscitario con el que los políticos de turnos buscan alcanzar su tabla de salvación para poder afirmar que han hecho “algo” por el bien de este pueblo. Parece que fue, como dice el bolero de Armando Manzanero, que Albizu Campos hablaba “del plebiscito” para “consultar” al puertorriqueño sobre su destino político-geográfico (p. 39). Este insólito y desgarrador proceso, aún sobre la marcha” que ahora siguen promocionando los políticos del patio sin el aval del país que ejerce la presión y el yugo sobre nuestros congéneres. Tres temas sobresalen al leer este poemario: la conciencia de un pueblo esclavo de su destino, la politiquería de quienes “gobiernan” y mantienen activa esa esclavitud y el concepto de la nación puertorriqueña, innegable a pesar de las circunstancias históricas, políticas y geográficas que intervienen en el proceso de la personalidad boricua. Conciencia Dentro del ámbito de la conciencia, el poeta vislumbra la deshonra sufrida y encarnizada en ésta como: “… calabozos, en cementerios abandonados; Se vende la conciencia, se construye la ignorancia…” (p. 13). Por otro lado, añade apesadumbrado que: “se compraron los peldaños de la conciencia” (p. 16) Política Segarra Báez arremete contra la politiquería y la denomina como un desastre colonial. Identifica, además, al pueblo boricua como “los hijos del desastre” (p. 23). Considera que “La política se ha hecho una cárcel” (p. 16) y que “La política es una navaja de doble filo” (p. 30). El poeta sostiene que: “Habrá que hacer política desde una peña, desde donde el hombre no se llene los bolsillos…” (p. 45). Máxime porque “En esta política parasitaria que despierta – cada cuatro años – por un voto y unas monedas; el hombre ha perdido el conocimiento para elegir a quienes le convienen; entre el relámpago y el trueno” (p. 29). Mientras el pueblo, que busca redimirse y echar hacia delante no encuentra más escapatoria que seleccionar de entre los candidatos que se presentan a las elecciones cada cuatrienio: “Hablamos de política, de dignidad y juramentos, de sacrificios baratos que dejamos caer cada cuatro años en una urna” (p. 17). Luego estos candidatos, una vez llegan al Olimpo de las Leyes perpetúan un camino destinado a la debacle en la justicia de este país: “Sobre la lápida del mar añejo

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