Violencia desde la desconexión moral

19 violencia desde la desconexiónmoral que los niños adoptados se parecen más a sus padres biológicos que a los adoptivos en cualquier rasgo heredado, lo cual, junto con estudios a gemelos monocigóticos, sostienen la hipótesis de que la agresividad está asociada a la herencia (Kassin et al., 2014, p. 446). Carlson (2013) sostiene que la “androgenización prenatal incrementa el comportamiento agresivo en todas las especies, incluyendo los primates” (p. 373). Este incremento de andrógenos vuelve a suceder en la adolescencia lo que concuerda con conductas de agresividad hacia sus pares durante esa etapa (Carlson, 2013). En relación con neurotransmisores y hormonas, se han asociado niveles bajos de serotonina y altos niveles de testosterona con altos niveles de agresividad (Carlson, 2013; Kassin et al., 2014). La evidencia científica sugiere que la serotonina actúa como un inhibidor de conductas de alto riesgo, incluyendo actos violentos, por consiguiente, la decadencia o la reducción en su liberación del neurotransmisor en las sinapsis puede resultar en un aumento de actos agresivos o violentos (Carlson, 2013). En el caso de la testosterona, se ha podido observar que su rol aplica en hombres y mujeres. Los hombres con un alto nivel de testosterona presentan más casos de “actividad antisocial, incluyendo asaltos a otros adultos e historiales de problemas con padres, maestros y pares durante la adolescencia” (Carlson, 2013, p. 374). También, se ha asociado la agresividad a anomalías o merma en la actividad cerebral en estructuras localizadas en el lóbulo frontal (Kassin et al., 2014), específicamente en la corteza prefrontal ventral medial (Carlson, 2013). La activación de la amígdala es la responsable de generar respuestas emocionales agresivas o violentas, pero la corteza prefrontal juega un papel importante en responder a situaciones que generan frustración, suprimiendo las respuestas del individuo a estas (Carlson, 2013). Además, una falla en el procesamiento de información en la corteza prefrontal impide la habilidad del funcionamiento ejecutivo. La Teoría de Aprendizaje Social propuesta por Bandura, es una de las que más ha contribuido y ha sido utilizada para explicar el comportamiento agresivo e inhumano (Engler, 2014; Kassin et al., 2014). Bandura (1973) citado en Kassin et al. (2014) argumenta que “independientemente de la contribución precisa de factores genéticos y biológicos, es claro que el comportamiento agresivo se ve fuertemente afectado por el aprendizaje” (p. 449). Esta teoría enfatiza que el aprendizaje ocurre por medio de modelos y por imitación más que por medio de refuerzos y castigos. Sin embargo, dentro de su modelo

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