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PUCPR | Santo Tomás de Aquino, Homilía de Inicio de curso enero 2012

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Santo Tomás de Aquino

Homilía de Inicio de Curso | enero a mayo 2012

Por segundo año estamos celebrando la Eucaristía al inicio del segundo

semestre del curso académico, con motivo y en torno a la fiesta de Santo

Tomás de Aquino, Patrón de las Universidades Católicas; en realidad, su

día es el 28 de enero, pero por razones de calendario y horario, la estamos

adelantando al día de hoy, jueves, 26.

Primeramente, deseo saludar, felicitar y agradecer al señor Presidente Dr.

Jorge Iván Vélez Arocho, quien hace dos años, el 28 de enero, el día de

Santo Tomás de Aquino, fue instalado como Presidente de la Pontificia

Universidad Católica de Puerto Rico, y para el que pido un fuerte aplauso.

La figura de Tomás de Aquino brilla como una de las mentes humanas más

preclaras, yo me atrevería a decir la más preclara, capaz de elaborar una

síntesis entre cultura griega, filosofía y teología, hasta hoy no igualada. El

Papa Benedicto XVI lo pone como ejemplo de la armonía que debe existir

entre la fe y la razón, y recordó que se le conoce como el “doctor angélico”,

por la sublimidad de su pensamiento y pureza de vida. El título de “doctor

angélico” se refiere, precisamente, a su gran inteligencia, comparable con la

de los ángeles.

Reconociendo sus grandes dotes intelectuales, los superiores lo mandan a

París, para enseñar teología. Y en París da inicio a su ingente obra literaria:

Los Comentarios a la Sagrada Escritura, y a las obras de Aristóteles, y la

obra cumbre que ha sido, por siglos, el alimento intelectual teológico en

Seminarios y Universidades, la Suma Teológica.

El secreto para realizar tal empresa nos la ha revelado el mismo Santo

Tomás cuando dice: “Más he aprendido orando ante el crucifijo, que en los

libros”. Estas palabras me traen a la memoria aquéllas otras de San Pablo:

“Sólo sé a Cristo, y a Cristo crucificado”.

Se cuenta en la vida de Santo Tomás, que al terminar sus escritos, estaba

mirando el crucifijo que tenía sobre la mesa, cuando, de pronto, Cristo le

habló y le dijo: “Tomás, bien has escrito de mí, ¿qué quieres como premio? Y

Tomás, dicen, que respondió: “sólo a ti, Señor”.