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mujer: cinco roles en la sociedad actual puertorriqueña
Cultivaban plantas medicinales y achiote que utilizaban para pintarse la
cara y el cuerpo en las fiestas y ceremonias. Cultivaban una planta que les
pareció muy rara a los españoles: el tabaco, el cual enrollaban, prendían y
aspiraban por la nariz. Los niños y las niñas taínas compartían el trabajo
con sus padres. Junto a la madre, espantaban los pájaros para evitar que
se comieran las semillas y, junto al padre, cazaban cotorras.
El pueblo taíno estaba dividido en varios distritos de gobierno. A
la cabeza de cada uno había un dirigente, un cacique o una cacica. Este
dirigente gobernaba en su comunidad y distribuía las tareas. La mujer
podía gobernar en la sociedad taína si pertenecía a la clase social de los
nitaínos que eran los que tenían más riquezas. El cargo del cacique y
los bienes en la comunidad taína se heredaban a través de la mujer. Por
ejemplo, si un cacique moría, el cargo pasaba a su hermana o a los hijos
de su hermana.
La mano de la mujer taína aparece en otras actividades importantes
para la comunidad. Es ella la que convierte el algodón en hamacas y redes
de pescar; la que teje naguas, vendajes, lanzadores y agarraderas para
arcos y flechas. Con la fibra de maguey teje cestas y alfombras. Comparte
con el hombre el barro, con el cual se elaboraban ollas, platos y otros
utensilios de cocina.
Las mujeres taínas participaban en los areitos y en ceremonias
de cantos y bailes. Recitaban poemas largos que narraban el origen
del pueblo. Así, de tanto repetir su historia al ritmo de la música, no
olvidaban sus tradiciones, ni sus costumbres ni sus antepasados. Hacían
competencias y jugaban pelota con los hombres. Por lo que, es la mujer
taína la que transmitía las tradiciones a las futuras generaciones.
Según cuentan los historiadores puertorriqueños, algunas mujeres
fueron a las guerras entre taínos y españoles. Luchaban por robarles la
comida y los adornos de oro a los españoles. A veces los taínos atacaban
por mar, en canoas, a los españoles y algunas mujeres taínas disparaban
con flechas desde las canoas.
Para el siglo XVII y XVIII, la mujer criolla estuvo presente y caminó
tierra adentro, aró la tierra, crió familia y pobló la isla. Sembraba el café
en las laderas de las montañas, trabajaba de sol a sol en las plantaciones