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pontificia universidad católica de puerto rico

El taxista Ortiz Molina fue entrevistado por el periódico

San Juan Star

y reveló que los dos jóvenes estaban vivos cuando se rindieron. Los

periodistas Manny Suárez y Tomás Stella, de ese periódico, fueron

componiendo lo que realmente sucedió ante la continua negación de las

autoridades. El gobernador Romero Barceló, el Departamento de Justicia

de Puerto Rico y el FBI dificultaron la investigación y encubrieron los

hechos durante años.

En 1980 el gobernador Romero Barceló fue elegido en una controvertida

elección, yMiguel Hernández Agosto, presidente del Senado por el Partido

Popular Democrático. Este ordenó una investigación a la Comisión de

lo Jurídico del Senado, bajo la presidencia de Francisco Aponte Pérez,

expresidente del Colegio de Abogados. La Comisión designó al ex fiscal

Héctor Rivera Cruz como director de la pesquisa y al investigador del

escándalo de Watergate y profesor de la Universidad de Georgetown

Samuel Dash. Hernández Agosto se dedicó personalmente a supervisar

la investigación.

El Poder Ejecutivo cuestionó consistente e infructuosamente en los

tribunales la potestad investigativa de la Legislatura. En esa controversia

el Poder Legislativo legitimó los alcances de sus prerrogativas y estableció

la jurisprudencia sobre el particular. Los secretarios de justicia Carmen

Rita Vélez Borrás, Héctor Reichard y Gerardo Carlo renunciaron o

tuvieron que renunciar a sus puestos por discrepancias con el gobernador

Romero Barceló sobre las investigaciones y acciones del Gobierno en este

caso.

Fruto de una rigurosa investigación, la cual se televisó a todo Puerto Rico,

se desmanteló la versión oficial de que los jóvenes habían muerto en el

intercambio inicial de disparos. Un especialista forense estadounidense

testificó, arrodillado, explicando por dónde entraron y salieron las

balas, y demostró que los jóvenes estaban de rodillas, y las quemaduras

en los cuerpos y las ropas de los jóvenes significaban que los disparos

se hicieron literalmente a quemarropa. El agente Miguel Cartagena

testificó bajo inmunidad y dijo que el director Pérez Casillas les había

dado instrucciones previas de que: «esos terroristas no deben bajar con

vida», y que vio a los jóvenes vivos, y los rifles de los policías rebotando

de las descargas cuando los ejecutaban.