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la misión de una universidad católica

en el año de la fe

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Como si de una maligna y destructiva termita se tratara, el

relativismo maquina y se mete entre todos los recovecos de la

existencia y va minando las estructuras más firmes hasta el

derrumbe completo. Bajo el disfraz camuflado de apertura y

tolerancia, el relativismo es engañoso seductor que va robando

cimientos y secando las fuentes del conocimiento y de la verdad y

de la valoración ética de la conducta. Nada vale nada. Todo es igual,

efímero y subjetivo. Con ese encadenamiento, tan esclavizante

como cargado de petulancia, se camina por la vida dando tumbos y

revueltas, propios de gentes desajustadas.

Si el relativismo es la anarquía del pensamiento, la unidad de Dios

garantiza y recompone la relación entre el objeto y el conocimiento,

entre la razón y la inteligencia, entre la fe y Dios. Lo relativo queda

en su límite y proporción. La omnipotencia de Dios abre espacios

inmensos donde encuentra su esencialidad cuanto ha sido creado,

llamado a la existencia.

universidad católica

El pasado día 11 de octubre, Benedicto XVI abría solemnemente

las puertas del

Año de la fe

. “En estos decenios ha aumentado la

«desertificación» espiritual. Si ya en tiempos del Concilio se podía

saber, por algunas trágicas páginas de la historia, lo que podía

significar una vida, un mundo sin Dios, ahora lamentablemente

lo vemos cada día a nuestro alrededor. Se ha difundido el vacío.

Pero precisamente, a partir de la experiencia de este desierto, de

este vacío, es como podemos descubrir nuevamente la alegría de

creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. En el

desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir;

así, en el mundo contemporáneo, son muchos los signos de la sed

de Dios, del sentido último de la vida, a menudo manifestados de

forma implícita o negativa. Y en el desierto se necesitan sobre todo

personas de fe que, con su propia vida, indiquen el camino hacia la

Tierra prometida y de esta forma mantengan viva la esperanza. La fe

vivida abre el corazón a la Gracia de Dios que libera del pesimismo.

Hoy más que nunca evangelizar quiere decir dar testimonio de una

vida nueva, trasformada por Dios, y así indicar el camino” (Homilía

en la celebración de apertura, 11-10-12).

En este gran espacio para el conocimiento y la formación, que es

la Universidad, tienen que existir atrios abiertos para aquellos

hombres y mujeres que tienen preocupaciones comunes y que

desean comunicarse entre sí e intercambiar sus convencimientos y