33
mujer: cinco roles en la sociedad actual puertorriqueña
la mujer en la cultura
“Los cambios culturales han modificado los roles tradicionales de varones
y mujeres, quienes buscan desarrollar nuevas actitudes y estilos de sus
respectivas identidades, potenciando todas sus dimensiones humanas
en la convivencia cotidiana, en la familia y en la sociedad,
a veces por vías equivocadas” (Aparecida, 2007).
Para la Iglesia, la inclusión de los presbíteros en la cultura, en especial
las mujeres, es uno de los desafíos que requiere atención. Es a través
de la cultura que las mujeres deben sembrar la semilla del evangelio. La
cultura representa el vehículo para transmitir el mensaje de Jesús.
Por otro lado, desde los albores de nuestra historia, las mujeres
participaron del quehacer cultural. Las mujeres taínas decoraban las
vasijas de cerámica y hacían adornos de piedras y semillas para uso
personal. Durante los siglos de la colonización española, aún dentro de las
escasas manifestaciones artísticas en esos años de privación, las mujeres
desarrollaron las técnicas de bordados y tejidos que dieron renombre a
las mujeres puertorriqueñas. Además, participaban en bailes, carreras
de caballo y fiestas religiosas que se celebraban en los pueblos y que hoy
forman parte del folklore de Puerto Rico. (Picó, 1983).
Las mujeres puertorriqueñas han hecho una abarcadora y profunda
aportación a las manifestaciones de la cultura. Aunque no siempre
sus aportaciones han sido reconocidas. Sin embargo, fueron las
mismas mujeres las que articularon, con el transcurrir de los tiempos,
los paradigmas de lo femenino y de lo feminista, contradictorios y
cambiantes, pero propios. Las primeras poetisas se cuestionaron quiénes
eran y por qué escribían. Les dedicaron versos a la patria, a la devoción
religiosa y al amor. Carmela Eulate Sanjurjo en su novela La Muñeca
(1895) retrató a distintos personajes femeninos. También lo hicieron
Ana Roqué en la novela Luz y Sombra (1903) y Luisa Capetillo en su
obra de teatro Influencias de las Ideas Modernas (1916). La mayoría
de sus personajes son sobrevivientes que reflejaban solidaridad entre
las mujeres y un cuestionamiento de las tradiciones que las asfixiaban
como seres humanos. No fueron estos personajes los que se estudiaron
en las escuelas de Puerto Rico sino, ante todo, las mujeres sufridas y