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pontificia universidad católica de puerto rico
ser físicamente menos agresivas, aunque canalicen estos
sentimientos verbalmente.
6. Las mujeres se preocupan más. Tienen preocupaciones más
intensas, porque perciben mayor riesgo en ciertas situaciones lo
que les genera más ansiedad.
7. La mujer entiende mejor el lenguaje no verbal. Según los
psicólogos, las mujeres suelen ser mejores para interpretar la
información del lenguaje no verbal. Probablemente la intuición
se apoya en la interpretación de estos mensajes y ayuda a las
mujeres a ser más empáticas.
8. La mujer toma menos decisiones arriesgadas. Otra de las
curiosidades de la psicología de la mujer es que ellas no toman
tantas decisiones arriesgadas en comparación con los hombres.
9. Las mujeres hablan de sus sentimientos. Según la psicóloga
Elaine D. Eaker, que realizó un estudio de las discusiones
matrimoniales, descubrió que muchos hombres se guardan sus
sentimientos, llamándose al silencio y abandonan la discusión.
Mientras que las mujeres expresan más lo que sienten e insisten
en la discusión mencionando las cosas que les gustaría cambiar.
10. Las mujeres tienen mejor memoria. Según un estudio llevado a
cabo por la
Universidad de Cambridge
, las mujeres tienen mejor
capacidad que los hombres para memorizar información. La
investigación se realizó con la colaboración de 4,500 personas
de entre 49 y 90 años de edad. El hecho de que las mujeres
tengan una memoria más eficiente puede explicar por qué
recuerdan tan perfectamente los cumpleaños de toda la familia,
los aniversarios y dónde quedaron las llaves del auto.
mujer trabajadora: líder y protagonista del mundo
laboral fuera del hogar
“Una sociedad o estamento, público o privado, que prescinda de la mujer,
está perdiendo uno de los principales valores de la humanidad. Su presencia
es necesaria en todos los sectores profesionales, precisamente para evitar
la cosificación. La presencia del factor femenino es imprescindible, no solo
en virtud de la complementariedad, sino en cuanto que solo los dos unidos
reproducen la auténtica imagen de Dios y cumplen con
Su voluntad” (Pérez & Sancho, 1998).