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pontificia universidad católica de puerto rico

de justicia y de igualdad. Este movimiento promovía una sociedad

incluyente que reconociera los roles del hombre y la mujer. Condición

que sustentaba el lema de Revolución: libertad, igualdad y fraternidad.

Lema que para el siglo XIX y aún hoy día, después de tantos años, ha sido

motivo de grandes controversias.

No obstante, los derechos por las oportunidades de trabajar en

diversos ámbitos y la posibilidad de una preparación académica para las

mujeres iba en aumento, dejando hacia un lado el oficio del hogar como

prioridad (Silvana, 2008). Esta etapa marca el comienzo de un factor

importante: el sentido de pertenencia y de valorización como mujer

profesional. Esa importancia académica o profesional que la mujer

estaba adoptando, era la de enriquecimiento profesional, más valioso

que recibir un sueldo, era la satisfacción personal. Ese proceso de

introducirse en diferentes campos laborales fue un reto para la mujer, así,

una vez superadas, las dificultades para la obtención de diversos empleos,

surge el siguiente reto: el asunto de las compensaciones y el justo salario.

A comienzos del siglo XXI las condiciones laborales, salariales y de

compensaciones han sido insatisfactorias e injustas para la mujer.

Según el Censo, en el 2013 un total de 211,000 mujeres trabajadoras

(45.5 por ciento de las empleadas) tenía el grado de bachillerato o

más, en comparación con 144,000 de los hombres (25.4 por ciento de

los empleados). La mujer ocupa más puestos profesionales que los

hombres y está mejor preparada académicamente. Sin embargo, tiene

menos participación que estos en los puestos directivos, ejecutivos y

administrativos (hombres 57%, mujeres 43%). El estimado de mujeres

en puestos gerenciales y administrativos en 2013 fue de 53,000, lo que

representa el 12%.

Es necesario recalcar que el fenómeno más importante de la segunda

mitad del siglo XX es la gran incorporación de las mujeres en el mercado

laboral. Por tal razón, es importante que surja un cambio de paradigma

que integre las características femeninas de la administración y que se

acerque más a la economía del cuidado: empatía, tenacidad y afecto en

las relaciones laborales. Además, que se acerque a los diferentes aspectos

humanosya lacalidezencadapuestodetrabajo. EstudiosenNeurociencias

constatan que la mujer tiene integradas ambas partes del cerebro y por

ello goza de una mayor sensibilidad para identificar las necesidades de